EXPANSION EUROPEA Y INVASION DEL TAHUANTINSUYO


LA EXPANSIÓN  EUROPEA

1.            INTRODUCCIÓN
A partir de la segunda mitad del siglo XV los españoles y portugueses  iniciaron la expansión europea. Ellos ampliaron la imagen del mundo que se conocía hasta entonces, llegaron a nuevos territorios como América, que era desconocido hasta entonces.

El objetivo de la expansión europea fue encontrar nuevas rutas  de comercio hacia las indias, después de la toma de Constantinopla por los turcos.  Otros factores fueron el espíritu aventurero impuesto por el renacimiento, el afán por expandir la religión católica y la necesidad de las monarquías europeas de obtener nuevos territorios.

Los adelantos técnicos en el campo de la navegación facilitaron las exploraciones: gracias a instrumentos de orientación como la brújula  a embarcaciones más resistentes y apropiadas para el traslado de productos, los grandes de navegación fueron más seguros.

España y Portugal iniciaron los viajes de navegación debido sobre todo a por su ubicación geográfica estratégica a las orillas del Atlántico. Los portugueses exploraron el continente africano donde encontraron un camino hacia la India. España, gracias al proyecto de Cristóbal Colón, realizo la invasión española de América.

El continente europeo incorporó no sólo económicamente a las tierras descubiertas. También impuso en los territorios conquistados la lengua, la administración, las leyes, el arte, la religión, etc.


2.         FACTORES DE LA EXPANSIÓN EUROPEA

A.        BÚSQUEDA DE NUEVAS RUTAS HACIA ORIENTE
 El centro de la actividad comercial en Europa, durante de la Baja Edad, fue el del mar Mediterráneo. Los comerciantes del norte de Italia controlaron el comercio de productos con el oriente a través de Constantinopla. Los productos orientales eran muy apreciados en Europa: sedas, perfumes, piedras preciosas, y sobre todo las especias (pimienta, canela, nuez moscada, clavo de olor), que se convirtieron en ingredientes fundamentales de las comidas europeas.

La intercambio de productos con Oriente se interrumpió cuando los turcos otomanos tomaron Constantinopla, en 1453.  esta situación hizo surgir entre los comerciantes europeos la necesidad de buscar nuevas rutas a las Indias por mares libres de musulmanes. Por ello comenzaron la exploración del Océano Atlántico.

B.        BÚSQUEDA DE RIQUEZAS
 Los estados europeos de la época buscaban la incorporar territorios para cultivar de caña de azúcar, por la gran demanda de azúcar que se tenía. Además se buscaba esclavos, para utilizarlos como mano de mano de obra en el trabajo en los cañaverales.

También en esa época el oro por lo que los reyes europeos del siglo XV buscaban dicho metal para poder solventar los gastos y las guerras de sus estados. También necesitaban el oro los burgueses para sus actividades comerciales.   La escasez del oro impulso la necesidad de obtenerlo en tierras lejanas.

C.        ESPÍRITU AVENTURERO Y DE LUCRO
 Los hombres de Europa mantenían el espíritu guerrero de las cruzadas. Ellos pensaban encontrar en algún lugar de África o Asia a un legendario personaje, llamado Preste Juan, quien podía ayudarlos a derrotar a los musulmanes.

También tenían un espíritu de lucro y aventuras: las historias sobre tierras exóticas, llenas de riquezas, y el afán de llegar a los desconocido, impulsaron el espíritu aventurero del hombre europeo. Sus deseos de fama y gloria, así como la búsqueda de riquezas y prestigio que mejoraran su situación social, lo llevaron a realizar intrépidas expediciones descubridoras.

D.        BÚSQUEDA DE TIERRAS
 Las monarquías europeas necesitaban ampliar sus fronteras para conseguir nuevas tierras, riquezas y súbditos. Esto las llevo a apoyar los diversos proyectos de navegación para descubrir nuevas tierras. A ello, se suma una motivación de tipo religiosa, se deseaba ganar nuevos seguidores para la Iglesia Católica.

E.                  ADELANTOS CIENTÍFICOS Y TECNOLÓGICOS 

Los viajes de navegación e invasión de las nuevas tierras sólo se pudieron realizar debido a la utilización de adelantos técnicos y científicos.

El proyecto de realizar largos viajes requería de conocimientos e instrumentos que ayudaran a los navegantes a orientarse en alta mar. Los conocimientos geográficos y astronómicos que se tenían presentaban muchas deficiencias, y no permitían viajes de navegación seguros.

Entre los conocimientos científicos e instrumentos técnicos que se utilizaron tenemos:

·      Los portulanos, fueron mapas elaborados en base a la experiencia en la navegación. Se comenzaron a elaborar a partir del siglo XIII por cartógrafos italianos y catalanes. Ellos se representaban el trazo de las costas de un territorio, especialmente del mar Mediterráneo y el mar Negro. En ellos se señalaban los ríos, bahías, ubicación de puertos conocidos y obstáculos.

·  Los libros de pilotaje, que recopilaban las instrucciones de los pilotos, también incrementaron los conocimientos de geografía marítima.

·   La brújula fue un invento realizado por los chinos. Los árabes lo introdujeron en Europa donde comenzó a utilizarse en el Mediterráneo desde el siglo XII. A la aguja imantada que tenia, se le agregó la rosa de los vientos, un dibujo que marca los puntos cardinales. Gracias a estos instrumentos, los marinos no dependían de los cielos despejados para orientarse.

·     El astrolabio fue un instrumento diseñado por los astrónomos árabes en el siglo X. Se le utilizó en el siglo XV para medir la altura de los astros. Permitía determinar la altura de la estrella polar sobre el horizonte y, así, calcular la latitud en la que se encontraba el barco.

·   La carabela era un barco de dimensiones medianas (medía entre 20 y 30 metros de largo por 8 metros de ancho), fuerte y fácil de manejar. Podía llevar una tripulación de hasta veinticinco hombres. Tenía tres mástiles y varios tipos de velas. Las tradicionales velas cuadradas le daban velocidad, y las velas triangulares o velas latinas ampliaban su capacidad de maniobra, al adaptarse a la dirección de los vientos. Su escaso calado le permitía acercarse a las costas sin mayores riesgos.

·      La nao era un barco más grande que se utilizó en los viajes posteriores, a fines del siglo XV, ya que se requería transportar mayor volumen de productos.

·      Un elemento nuevo fue el timón móvil que se articulaba a la popa y se manejaba mediante una rueda desde la cubierta del barco. Tenía más capacidad de giro que sus antecesores, y exigía menos fuerza del timonel. Además, permitía navegar contra el viento, evitando bruscos cambios de ruta. Esto dio seguridad a los marinos, que antes temían no poder regresar a sus puertos.

LOS VIAJES DE LOS PORTUGUESES

En la Europa del siglo XV varios Estados estaban en condiciones de iniciar un proceso de expansión marítima. Pero los países de la Península Ibérica, Portugal y España, tenían mayores ventajas sobre los demás. Por esta razón ambos países fueron los primeros en impulsar la expansión europea hacia el Nuevo Mundo.

1.         ANTECEDENTES DE LA EXPANSION EUROPEA

Una situación geográfica favorable
La estratégica posición geográfica de Portugal y España les dio una ventaja enorme. Ambos países se ubican en la zona de encuentro del mar  Mediterráneo con el océano Atlántico, por lo que les fue fácil navegar este océano.

Experiencia de navegación acumulada
Hasta el siglo XV, los navegantes de España y Portugal habían acumulado una enorme experiencia de navegación que les había permitido llegar a los archipiélagos  del  Atlántico como las islas Azores, las Madeira y las Canarias.

A mediados del siglo XV, la costa africana, la costa mediterránea y los archipiélagos en el Atlántico ya eran muy conocidos para los portugueses y españoles. Tal es así que ambos países. Mediante el  Tratado de Alcazovas-Toledo (1479) determinaron las respectivas zonas de expansión  por el Atlántico  de la siguiente manera: se aseguraba la ruta africana de Guinea a Portugal; y España se le dio posesión sobre las islas Canarias.

El espíritu de cruzada
La Península Ibérica había estado invadida por los musulmanes desde el siglo VIII, pero sólo en el siglo XIII comenzaron las guerras de reconquista para expulsarlos de la Península Ibérica. Portugal logró su unidad territorial a fines del siglo XIII, mientras que España terminó de expulsar a los musulmanes recién en 1492. La guerra constante contra los «infieles» hizo surgir entre portugueses y españoles una idea de cruzada, de guerra santa contra los musulmanes.  Este espíritu de cruzada fue un factor importante que los impulso a llegar a otras tierras, que se suponían habitadas por musulmanes.

2.         LA ESCUELA NÁUTICA DE SAGRES
Durante el siglo XV Portugal exploró poco a poco, de manera organizada, la costa occidental de África, con el objetivo de encontrar una ruta en el sur de África que les permitiera cruzar para llegar a la India. Los reyes portugueses apoyaron todos los proyectos, sobre todo,  Enrique el Navegante (1394-1460), hijo del rey Juan I.

Muy apasionado de la navegación y el estudio, Enrique el navegante, fundó en Sagres, cerca del cabo de San Vicente, un espléndido centro científico y náutico, en el que bajo la supervisión de una Junta de Matemáticos se elaboraron mapas, se formaron marinos y se investigaron técnicas de navegación. A dicho centro se le denomina la Escuela Náutica de Sagres, en ella se acumularon experiencias de gran valor que convirtieron a este centro en el principal impulsor de las expediciones portuguesas en el Atlántico.

3.                   LOS PORTUGUESES Y LA EXPANSION EUROPEA

A.        Los primeros descubrimientos portugueses
En el año 1415, la armada portuguesa sitió y ocupó la ciudad musulmana de Ceuta (Marruecos), esta ciudad era uno de los principales puertos comerciales musulmanes sobre el Mediterráneo. Allí llegaban las caravanas con el oro extraído en la región de Sudán.

En esta primera etapa (hasta 1434, año en el que llegaron al cabo Bojador) el avance por las costas occidentales de África  fue muy lento. Los portugueses tuvieron que estudiar las corrientes marinas, los accidentes geográficos y, sobre todo, solucionar el problema del regreso, con vientos y corrientes marinas en contra. Este último problema fue solucionado con la «volta do mar», que consistía en internarse en alta mar con rumbo noroeste hasta encontrar los vientos del oeste que impulsaran las naves hasta la costa europea.

Pocos años más tarde, los portugueses llegaron a Cabo Blanco, y muy cerca, en la isla de Arguim, instalaron el primer asentamiento comercial permanente. En este lugar los portugueses obtenían oro en polvo y esclavos (nativos de otras tribus que habían sido capturados en alguna guerra local), a cambio ellos entregaban trigo, telas y otros productos. Más al sur, en las costas de lo que hoy es Ghana, encontraron: además de oro y esclavos, pimienta, marfil y aceite de palma. Para defender el monopolio de este comercio, codiciado por los marinos españoles y genoveses, establecieron en 1481 la factoría-fuerte de San Jorge de La Mina.

B.        El descubrimiento del cabo de la Buena esperanza.
En 1488 los avances logrados por los portugueses llevaron al extremo sur de África a Bartolomé Díaz hasta el cabo de las Tormentas,  bautizado por el rey portugués como de Buena Esperanza. El viaje de Bartolomé Dias fue fundamental dentro del proceso de expansión de los portugueses; ya que, con la llegada a este lugar encontraron el ansiado pase para doblar África y poder llegar a la India.

C.        Arribo a la India
Aprovechando la experiencia de los marinos que lo precedieron, el navegante portugués Vasco da Gama partió hacia Calicut, uno de los más  importantes mercado de especias que tenia la India.

Realizó la primera parte de su travesía por alta mar. Cuando navego por la costa oriental de África hizo escala en varias ciudades comerciales controladas por los comerciantes árabes para abastecerse de alimentos. En Malindi, Vasco da Gama encontró la ayuda de un experto piloto musulmán que lo condujo sin problemas hasta el puerto de Calicut, en la India, donde desembarcó en 1498. A partir de dicho viaje los comerciantes portugueses acapararon el comercio de las especias con la India.

Posteriormente, en 1500, el navegante Pedro Álvarez de Cabral arribo a los costas de Brasil convirtiéndose en la única colonia portuguesa en América.

LOS VIAJES DE LOS ESPAÑOLES

1.                   CRISTÓBAL COLÓN Y LA CAPITULACIÓN DE SANTA FE
Colon probablemente nació en la ciudad de Génova. Desde muy niño su vida estuvo vinculada al quehacer de los navegantes. Visitó Portugal, lugar donde tenía vínculos muy estrechos los miembros de la escuela Náutica de Sagres.  Sus arduos estudios de temas geográficos, astronómicos, navegación, etc, lo llevaron a la conclusión que la tierra era redonda.

Según el proyecto de Colón la Tierra tenía un diámetro mucho menor que el que efectivamente tiene, que el mar que está depositado sobre la tierra era uno solo; y, que por lo tanto se podía llegar al oriente (India) navegando hacia el occidente a través del océano Atlántico.

Colon presento su proyecto a la corona portuguesa, pero el rey Juan II se negó a  financiarlo rechazándolo por completo. Luego visito el reino de Castilla, lugar donde su proyecto fue rechazado por los sabios Salamanca y Burgos, para quienes la empresa resultaba muy riesgosa. Después de muchos inconvenientes los Reyes Católicos  aceptaran financiar el proyecto de Colon.

El 17 de abril de 1492 se firmó un documento denominado la Capitulación de Santa Fe, que fue fundamental para la invasión de América. En este documento las partes fueron: Cristóbal Colón y los Reyes Católicos, en el se establecieron todos los acuerdos para la empresa de Cristóbal Colon. La Corona española se obligó proveer los recursos económicos y la tripulación para que Cristóbal Colon pudiera realizar su viaje, se le entregó a Colón los títulos de Almirante, Virrey y Gobernador de las tierras desconocidas a las cuales llegase, se le concedió la exclusividad de la navegación hacia el oeste por el Océano Atlántico; además, de entregarle el diez por ciento de las riquezas que encontrase en las tierras desconocidas. Por su parte, Colon se comprometió a realizar los descubrimientos en nombre de la corona española.

2.                   EL PRIMER VIAJE DE CRISTÓBAL COLÓN
El 3 de agosto de 1492, Colón partió del puerto de Palos con el objetivo  de encontrar una ruta comercial hacia las Indias navegando hacia el oeste a través del Océano Atlántico. Partió con tres carabelas: la Niña, la Pinta y la Santa María. Su tripulación estaba conformaba por aproximadamente 190 hombres, muchos de ellos ex presidiarios.  El primer punto al que arribaron en su largo viaje fue las Islas Canarias, luego de lo cual se internaron en el Atlántico.

La viaje duros más de un mes, según el proyecto de Colon era el tiempo suficiente para arribar a la India. Durante el viaje hubo mucho pánico e intentos de amotinamiento de la tripulación, que fueron resueltos por Colon.

El 12 de octubre de 1492, vieron tierra por primera vez. El primero lugar al que arribaron fue  la isla Guanahaní (archipiélago de Lucayas), a la que Colón bautizó como San Salvador. Después de recorrer otras islas, descubrieron la isla de Cuba, a la que bautizaron como Juana, en homenaje a la hija de los Reyes Católicos. Posteriormente, descubrieron la isla de Haití, a la que denominaron La  Española. Allí, con los restos de la Santa María, levantaron el fortín de la Navidad, donde Colón dejó una guarnición de hombres. Poco después inició el regreso a España. Colón siempre creyó que habían llegado a la India, es por ello que los habitantes de los territorios que visitaron fueron llamados indios de manera equivocada.

3.         LAS BULAS ALEJANDRINAS Y EL TRATADO DE TORDESILLAS
El descubrimiento de Colón genero recelo de la corona portuguesa que estuvo a punto de generar un conflicto entre España y Portugal. con España. El Papa Alejandro VI medio en el conflicto, para ello emitió una serie de bulas, denominadas las Bulas Alejandrinas. En estos documentos el Papa dividió el mundo entre España y Portugal teniendo como referencia una línea trazada del polo norte al polo sur, a una distancia de cien leguas al occidente de las islas Azores. Todo lo que se encontraba al oeste de esta línea eran las posesiones de España; y, las que se encontraban al este eran para Portugal.

La delimitación territorial impuesta por el Papa Alejandro VI, no fue aceptada por la corona portuguesa, por lo que en 1494 firmó con España el Tratado de Tordesillas. Mediante este tratado se modificó la línea divisoria impuesta por el papa, en su reemplazo se trazo otra a 370 leguas al oeste de las islas Cabo Verde.

4.         SEGUNDO VIAJE (1493 A 1496)
A su regreso, Colón organizó el segundo viaje. Con este viaje comienza la colonización de América. Es esta oportunidad tuvo una tripulación de cerca de 1500 hombres en diecisiete barcos. Trajo a las nuevas tierras: animales, instrumentos de labranza y semillas; todos necesarios para iniciar la colonización de América..

Cuando visitó la isla de la Española encontró destruido el fuerte Navidad y muertos a los hombres que había dejado. En esta isla fundó La Isabela, que está considerada como la primera ciudad española en el nuevo mundo, le puso ese nombre en honor a la reina. En este segundo viaje también descubrió la isla de Jamaica.

5.                   TERCER VIAJE  (1498-1500)
En este viaje dirigió más al sur de sus anteriores viajes. De esta forma llegó a la isla Trinidad, muy cercana a la costa de Venezuela. Exploró parte del litoral y por primera vez los españoles llegaron a tierra firme americana.  Cuando llegó a La Española encontró graves problemas entre los colonos. Las quejas llegaron hasta la península y los reyes enviaron a Francisco de Bobadilla como comisionado. Éste tomó prisionero a Colón y lo envió encadenado de regreso a España.

6.         CUARTO VIAJE (1502-1504)
En este viaje Colón arribó a tierra firme, en la zona de Honduras, y exploró el litoral de América Central.

Con la muerte de la reina Isabel en 1504, Colón perdió a su más decidida protectora. Dos años después, el 21 de mayo de 1506, murió en Valladolid, convencido de que había llegado al Asia.



invasión y conquista del Tahuantinsuyo I: ANTECEDENTES

1.         División de la tierra firme
A partir del descubrimiento de América, los españoles fueron explorando y conquistando territorios y poblaciones de nuestro continente (desde la isla la Española), estableciéndose en tierra firme. Esta región se encuentra ubicada en las costas atlánticas de Costa Rica, Panamá, Colombia y Venezuela. En 1508, el rey don Fernando el Católico, aprobó la Capitulación de Burgos para autorizar la exploración y conquista de la tierra firme. El territorio fue dividido en dos gobernaciones:

A.    Nueva Andalucía
Abarcó las costas de Colombia y Venezuela, y su primer gobernador fue Alonso de Ojeda; fundó el fortín de San Sebastián (primer asiento español en tierra firme). Luego fue reemplazado por Martín Enciso. En 1510 Vasco Núñez de Balboa funda Santa María la Antigua (la primera ciudad de tierra firme). Posteriormente Balboa asumió  el mando de la gobernación.

B.    Castilla de Oro y Veragua
Abarcó las costas de Costa Rica y Panamá; su primer gobernador fue Diego de Nicuesa. En 1519, Pedro Arias Dávila (Pedrarias) funda la ciudad de Nuestra Señora de la Asunción de Panamá con el propósito de que sirva de base a todas las expediciones que partirían en busca del Tahuantinsuyo.

2. Primeras noticias del Tahuantinsuyo

A.    Balboa
Balboa descubre el mar del Sur el 25 de septiembre de 1513. Lo hizo tras franquear penosamente el llamado «Tapón del Darién». El descubrimiento del Mar del Sur, posteriormente denominado, Océano Pacífico permitió a los españoles escuchar por vez primera noticias acerca de la existencia de ricas tierras ubicadas más al sur, donde se podría encontrar oro en abundancia. Quienes escucharon la novedad dijeron que la contó Panquiaco, hijo del cacique Comagre; voces no confirmadas agregaron que mencionó a gobernantes poderosos.

B.    El señorío de Birú
Pascual de Andagoya también tuvo noticias del gran territorio del sur. Pasó a Tierra firme con Pedrarias en 1514. Regresó a Panamá en 1522, pero lo más importante es que al año siguiente fue nombrado Visitador General de los indios de Castilla del Oro (Panamá y Costa Rica). Como tal, estuvo visitando todos los cacicazgos del golfo de San Miguel, entre ellos el de Chochama, y avanzó más hacia el sur con los indios chochameños, cruzó un río y encontró una fortaleza defendida por guerreros del señor del Birú. Sometió a la región y consiguió la alianza de dicho señor como nuevo aliado, con el que avanzó hasta la desembocadura del río  San Juan. Sin embargo, la salud de Andagoya era muy delicada, razón por la que regresó a Panamá y le entregó al Gobernador Pedro Arias Dávila (Pedrarias) una «Relación de su viaje». Desde 1523, Andagoya denominaba a estas tierras como Birú posteriormente al legendario país del oro se le llamaría Perú.

3.     PACTO DE PANAMÁ: LOS SOCIOS Y  LA HUESTE CONQUISTADORA
Al cabo de varios años de haber escuchado las primeras noticias sobre el Perú, Pizarro se encontraba en Panamá gozando de cierta solvencia económica, poseía experiencia como conquistador y había desarrollado facultades de caudillo. En tales circunstancias estaba en condiciones de seguir probando suerte para alcanzar todo el honor, fama y fortuna que un «indiano» pudiera esperar y estaba seguro de que lo conseguiría si hallaba el fabuloso país con el que soñaban todos los que escucharon hablar de él.

Fue así como consiguió el interés de su socio Diego de Almagro y el del clérigo Hernando de Luque, testaferro de Gaspar de Espinosa, importante banquero de Panamá y uno de los más conocidos gestores de las expediciones de conquistas iniciadas allí.

Finalmente se llegó a un acuerdo: Pizarro dirigiría la empresa, Almagro tomaría a su cargo la formación de la tropa cuidando siempre de que estuviese abastecida y Luque asumiría la dirección espiritual de los nuevos territorios. La inversión se asumiría entre los socios principales; las ganancias se repartirían entre los inversionistas, incluyendo a quienes habían facilitado las licencias, entre los cuales se hallaba probablemente el gobernador de Panamá, Pedrarias Dávila. Los tres socios estaban entusiasmados con el proyecto y se concentraron en llevarlo a cabo. Así se formó una compañía de inversionistas, como ocurrió con las expediciones españolas de entonces: a partir de ella se constituyó la hueste perulera.

La empresa de la conquista fue llamada también la «Empresa perulera» o «Empresa del levante». Fue un negocio privado que la corona española tomó como un proyecto político. Los tres principales socios juraron con una misma hostia.

1.            Francisco Pizarro:                    Jefe de la empresa
2.            Diego de Almagro:                   Proveedor universal
3.            Hernando de Luque:     Procurador y financista
4.            Pedro Arias:                             Cuarto socio minoritario
5.            Gaspar de Espinoza:    Segundo financista

4. FRANCISCO PIZARRO

Francisco Pizarro nació en Trujillo de Extremadura el año de 1478 y fue hijo bastardo de un hidalgo y de una humilde campesina del lugar. Tras actuar como soldado  en Italia, retornó a España y pasó a América como paje de Nicolás de Ovando, gobernador de la Española. Fue lugarteniente de Alonso de Ojeda en sus expediciones a Venezuela y Colombia. Con Martín Fernández de Enciso fundó la primera ciudad del continente, Santa María la Antigua de Darién (costa atlántica de Panamá).

En  1513 acompañó a Vasco Núñez de Balboa, como su lugarteniente, al descubrimiento del Mar del Sur. Durante esta expedición, los españoles, en medio de su disputa por algunas onzas de oro, oyeron de Panquiaco, hijo del cacique Comagre, las primeras noticias sobre la existencia de un gran imperio hacia el sur.

En 1519 participó con Pedrarias Dávila en la fundación de la ciudad de Panamá, de la cual fue alcalde en varias oportunidades y tras el fracaso de Pascual de Andagoya en su expedición al sur, decidió unirse a dos amigos para iniciar la conquista del mítico Birú.


LOS VIAJES DE PIZARRO


1.            PRIMER VIAJE DE FRANCISCO PIZARRO
 A fines de 1524, partió Pizarro en un navío del puerto de Panamá con cien soldados y algunos perros de guerra. El barco se internó en el Mar del Sur, llegando hasta el Puerto de Piñas, donde todos desembarcaron, solo encontraron montañas y árboles.

Días después, siempre siguiendo la costa, se descubrió el primer pueblo de indios. Volvió a desembarcar Pizarro con sus hombres, pero los naturales habían abandonado la aldea, huyendo presurosamente al monte con sus mujeres e hijos. En su fuga dejaron una olla con restos humanos, lo que hizo ver que estaban en un poblado de antropófagos. Lo llamaron Puerto del Hambre.

El último punto en el que desembarcó Pizarro fue el Fortín del Cacique de las Piedras. Hallaron el lugar abandonado y sin nada de comer. Pero esa misma noche estando dormidos los soldados los indios atacaron y cayeron por sorpresa sobre los españoles. Pizarro dirigió personalmente la defensa, pero no logró frenar la furia de los indios. Resultaron siete heridos de sangre y algunos soldados lo arrastraron para evitar que cayera prisionero. Cerca de veinte soldados fueron heridos con lanzadas en la cabeza y flechazos en el cuello. Los españoles tuvieron que retirarse a su navío, el que se alejó presuroso de la costa.

Francisco Pizarro retrocedió a la playa de Chochama cerca de Panamá, dispuesto a esperar a Almagro. Este llegó con otro barco algún tiempo después. Había navegado con soldados de refresco hacia el sur, buscando a su compañero, pero no lo había podido encontrar. Sin embargo encontró al belicoso Cacique de las Piedras y sus indios, con experiencia en la lucha con hombres blancos, les salieron al encuentro los derrotaron y le quebraron a Almagro un ojo de un flechazo. Iracundo incendió el Fortín, por lo que tomó el nombre de Pueblo Quemado. Posteriormente con sus heridas abiertas, los dos amigos se abrazaron en la playa de Chochama, punto donde terminó el primer viaje.

2.            SEGUNDO VIAJE DE FRNCISCO PIZARRO (1526 - 1527).
Pizarro y sus hombres partieron de Chochama y llegaron al río San Juan,  donde desembarcaron dispuestos a explorar el interior. Mientras tanto el piloto Bartolomé Ruiz por orden de Pizarro, pasó a reconocer las costas. En su camino hizo un importante hallazgo: una balsa con comerciantes de origen tallán procedentes de una ciudad a la que llamaban Tumbes. Tres de ellos  se unieron a la expedición: eran Fernandillo, Felipillo y Francisquillo. Así mismo, durante su recorrido Ruiz había cruzado de norte a sur, por el Pacífico, la línea ecuatorial.

Partieron nuevamente hacia el sur y bajaron a tierra en la bahía de San Mateo desde donde continuaron a pie, atravesando las tierras de los Barbacoas y Atacames. Cansados de las duras jornadas, de los encuentros con los indios, los hombres de la expedición exigieron a Pizarro retornar a Panamá. Avanzaron todavía hasta el río Tempula, bautizado por los españoles como Santiago y reembarcaron. El nuevo destino fue una isla a la que se ha dado el nombre de isla del Gallo. Una vez allí y casi en secreto, Almagro abandonó la isla para regresar a Panamá y traer nuevos hombres de refuerzo. Maña se dieron algunos descontentos para remitir una nota al gobernador de la capital del Darién. La nota fue envuelta en un ovillo de algodón. Ella decía:

            Pues señor gobernador,
            Miradlo bien por entero,           
            Que allá va el recogedor
            Y aquí queda el carnicero        

Gobernaba Panamá por entonces Pedro de los Ríos, en reemplazo de Pedrarias Dávila. Preocupado por la suerte de estos hombres de los Ríos remitió a Juan Tafur, quien, una vez en la isla, conminó a Pizarro a retornar a Panamá. Como no estaba dispuesto a ver el fracaso de su empresa, Pizarro instó a sus hombres a no echarse atrás y trazando con su espada una raya en la arena les dio a elegir: regresar a Panamá, a la vergüenza y la pobreza o cruzar la raya y continuar con él hacia el sur donde les esperaba la honra y la riqueza. Trece hombres decidieron acompañarlo. Son conocidos como los Trece del Gallo.

Tafur trasladó a los trece a la isla de la Gorgona, donde había más alimentos. Allí esperaron muchos meses hasta que un día avistaron la nave del buen Ruiz que retornaba en su búsqueda. Pizarro ordenó continuar la marcha hacia el sur. Tiempo después avistaron una ciudad, la que supieron era Tumbes. Aparecía amurallada y les traía un vago recuerdo de Valencia, por eso la bautizaron como Nueva Valencia de la Mar del Sur. Los amistosos nativos los invitaron a bajar. Se ofreció Antonio de Molina, quien regresó entusiasmado. Lo siguió Pedro de Candia, el griego. Pero había que continuar. Así, siguieron navegando hasta que avistaron la desembocadura de un río, al que, después sabrían, los nativos llamaban Saucha y los españoles llamarían Santa. Al fondo se podía apreciar una cordillera a la que nombraron Sierra Morena. Hoy se le conoce como Cordillera Negra. Llegados a este punto decidieron retornar  a Panamá.

3.            CAPITULACIÓN DE TOLEDO (1529)
Pizarro, desde Panamá,  partió rumbo a España llevando, como era costumbre, pruebas de su hallazgo a fin de interesar al rey Carlos I de España (o Carlos V, emperador de Alemania) con tres indígenas, algunos camélidos, oro, cerámica, etc.

Luego de varios inconvenientes que fue arreglando a través de una compleja red de influencias, pudo por fin entrevistarse con los miembros del Real Consejo de Indias en la ciudad de Toledo. Después de escuchar los argumentos del conquistador y de examinar por lo que había llevado, los consejeros recomendaron la firma de los acuerdos acostumbrados en varias capitulaciones; la más importante se suscribió el 26 de julio de 1529. Todas ellas las firmó la emperatriz Isabel, esposa de Carlos V.

Las condiciones que se establecieron en la capitulación de Toledo, fueron las siguientes:

1.   Da a Pizarro el privilegio del descubrimiento y conquista de toda la región comprendida entre el Río TEMPULA o SANTIAGO (Ecuador) y las 200 leguas al sur de este punto.

2.   Le da los títulos de GOBERNADOR de NUEVA CASTILLA (Perú), Capitán General, Alguacil Mayor y Adelantado, y derecho a percibir un elevado sueldo.

3.   Concede a Almagro la Gobernación de la Fortaleza de Tumbes, se le asciende a la categoría de hidalgo y se le da el derecho a cobrar un sueldo menor al de Pizarro.

4.   Hernando de Luque recibe el Obispado de Tumbes y el título de Protector de los indios.

5.   A los hidalgos de la hueste de la isla del Gallo se les nombra Caballeros de la Espuela Dorada.
6.   A los no hidalgos se les concede dicho grado.

7.   A Bartolomé Ruíz se le nombró Piloto Mayor de la Mar del Sur.

Luego de firmada la capitulación, Pizarro invita a participar en la conquista a sus tres hermanos: Hernando, Gonzalo, Juan Pizarro y a Martín de Alcántara y con ellos retorna a América.

4.            EL TERCER VIAJE DE FRANCISCO PIZARRO  (1531 - 1532)
Conseguidas las capitulaciones que le aseguraban a Pizarro privilegios para explorar y conquistar la tierra, partieron de Panamá en los primeros meses de 1531. Conducidos por el piloto Ruiz llegaron a la Bahía de San Mateo, de donde siguieron a pie atravesando los poblados de Atacames y Cancebí hasta llegar a la península de Coaque. Allí muchos hombres fueron atacados por la enfermedad de la verruga que los desfiguró terriblemente. En esas circunstancias arribó, procedente de Nicaragua, el capitán Sebastián de Belalcázar quien se incorporó a la hueste. Llegados a Puerto Viejo, el curaca de la Puná los invitó a visitar su isla. Poco duró la amistad, pues terminaron levantándose contra los españoles. La llegada providencial del capitán Hernando de Soto, futuro descubridor del Mississipi, les permitió liquidar el movimiento. Continuaron hacia Tumbes a la que encontraron destruida. Allí los nativos atacaron a los expedicionarios matando cruelmente a tres de los hombres. Pero había que continuar. Tiempo después encontraron la amistad del curaca de Poechos, llamada Maizavilca, quien los acogió. Pero sin saberlo los españoles, durante su estadía un orejón, espía de Atahualpa, seguía todos sus movimientos y pudo informar al Inca que eran simples mortales, pero contaban con armas poderosas, unos extraños animales (los caballos) y perros de guerra. Para Pizarro era tiempo de establecer una población española en el territorio y tras visitar los valles aledaños, optó por fundar la ciudad de San Miguel en el sitio de Tangarará, actualmente la ciudad de Piura. Era el 15 de julio de 1532 y ésta sería la primera ciudad fundada por los españoles en el Perú. Poco después Pizarro partía para el gran encuentro con el Inca en Cajamarca.

5. LA CAPTURA DE CAJAMARCA
Los conquistadores iniciaron su ascenso a la sierra hasta Cajamarca, adonde llegaron el 15 de noviembre. Pizarro ordenó que la hueste se instalara en la ciudad y envió a Hernando de Soto y luego a Hernando Pizarro a visitar al Inca a su campamento de Pultumarca, donde existían unas fuentes termales, e invitarlo a una entrevista.

El Inca ofreció chicha a los recién llegados y los amonestó por haber tomado cosas que no les pertenecían. Ante las promesas de amistad que le hicieron los españoles, se dice que Atahualpa les sugirió que fueran a combatir contra un grupo de sus enemigos y, posteriormente, aceptó entrevistarse con Pizarro.

Atahualpa venía en medio de un gran desfile ritual, que incluía gente que iba limpiando el camino, bailarines y músicos que diseñaban un entorno ritual, y otros cerraban el cortejo reordenando el camino. En medio estaban los cargadores de las andas del Inca. Este Inca venía en una litera de oro y llegó al centro de la plaza, donde debió sorprenderse al no ver a nadie que saliera a su encuentro. Al cabo de un momento, se le acercó fray Vicente Valverde, quien había sido encargado de leer al Inca un documento que los conquistadores llamaban el «requerimiento».

Según lo había dispuesto al rey de España, los conquistadores debían «pedir» o «requerir» a las autoridades nativas que se sometieran voluntaria y pacíficamente a la autoridad del rey y aceptaran que se les enseñara la religión católica. Debían advertirles que, en caso de rechazar esta propuesta, los españoles los someterían por la fuerza. Así, pues, se afirma que el requerimiento que leyó Valverde decía todo eso, además de un resumen de la historia de España y de su monarquía.

Naturalmente, el Inca no había comprendido nada (los traductores no tenían capacidad suficiente) y, en aquella situación de incomunicación radical entre indígenas y españoles, arrojó al suelo la Biblia o el breviario que le alcanzó el sacerdote. Acto seguido, se inició la arremetida de una aguerrida aunque atemorizada hueste contra una numerosísima cantidad de no menos asustados nativos. Victoriosos los primeros, el Inca cayó preso luego de ser derribado de su litera, mientras los cadáveres de los segundos quedaban dando cuenta del sangriento suceso.

Los cronistas españoles relatan que Atahualpa insistió en llegar a una alianza con los españoles y que ofreció entregarles oro y plata en cantidad. En aquel juego de equivocaciones, los hispanos entendieron la entrega como un rescate al modo occidental.
Los conquistadores determinaron la muerte del Inca llevados por numerosos motivos entre los que podemos mencionar la situación de inseguridad en la que se sentían, el afán por consolidar su dominio tan rápidamente ganado, el etnocentrismo y la arrogancia.

En efecto, Atahualpa fue ejecutado en Cajamarca el 26 de julio de 1533, acusado formalmente, entre otras cosas, de polígamo, heliólatra, fratricida, hereje de preparar un ataque contra los españoles y de haber ordenado el asesinato de Huáscar.

Inicialmente se condenó a la hoguera pero tras su bautizo, fue sentenciado al garrote.

Tras la muerte de Atahualpa, Pizarro eligió inca a Túpac Huallpa (Toparpa), llamado «inca títere». Luego se dirigieron al Cusco, la capital de Tahuantinsuyo.


LA REBELIÓN DE MANCO INCA

1.            Introducción
Anteriormente hemos estudiado que los españoles llegaron al Perú, capturaron al Inca y luego iniciaron el reparto del territorio recién ocupado. El proceso que hemos estudiado anteriormente, podría sugerirnos que la conquista del Perú se llevó a cabo sin mayores complicaciones, sin embargo esta impresión no es totalmente correcta.

La élite del Tahuantinsuyo se reorganizó después de la toma de Cajamarca y mantuvo un importante movimiento de resistencia contra la presencia española desde 1536 hasta 1572. Este movimiento fue iniciado por Manco Inca, hermano de Atahualpa, y lo continuaron sus sucesores. Todos ellos son conocidos como los Incas de Vilcabamba por el lugar que les sirvió de refugio durante los años que duró la resistencia.

2.            MARCHA AL CUSCO
En compañía de Túpac Huallpa, a quien Pizarro había nombrado «rey» en Cajamarca (en ese momento ningún cronista conocía todavía la palabra Inca) y, llevando en calidad de prisionero a Calcuchimac, personaje de la élite incaica que apoyaba  a Atahualpa, el grueso de la hueste conquistadora emprendió la marcha hacia el Cusco.

Durante el viaje, en Jauja, murió súbitamente Túpa Huallpa y fue ejecutado Calcuchímac,  bajo la acusación de haber envenenado al primero. Después de ello, Francisco Pizarro reconoció a Manco Inca  como soberano del Tahuantinsuyo y ambos marcharon hacia el Cusco.

Manco Inca, hijo de Huayna Cápac, no aceptaba a su hermano Atahualpa como inca. Por eso, cuando llegaron los españoles se alió con ellos con el fin de expulsar a los hombres de Atahualpa -liderados por el general Quisquis-, de lo que consideraba su territorio.

Con el tiempo, los antiguos aliados se convertirían en enemigos irreconciliables.
Arribaron a la ciudad sagrada de los incas el 15 de noviembre de 1533 pasando en el trayecto por las localidades de Cajabamba, Huamachuco, Andamarca, Huailas, Caraz, Cajatambo y Bombón (Junín).

3.            LA REBELIÓN DE MANCO INCA
A.            Causas
Una vez eliminada la resistencia de los hombres de Atahualpa, Manco Inca se estableció en la ciudad del Cusco como el nuevo inca del Tahuantinsuyo. Sin embargo, Juan y Gonzalo Pizarro, que se encontraban al mando de los españoles en esa ciudad, se negaron a reconocerlo como tal. Por el contrario, lo maltrataban constantemente y le exigían que les entregara todo el oro y plata del Cusco.

Manco Inca, indignado con la actitud de los hermanos Pizarro, trató de huir en dos ocasiones, pero fue capturado y llevado prisionero a una celda oscura con una cadena en el cuello. En esta deplorable situación lo encontró Hernando Pizarro cuando llegó al Cusco como gobernador de la ciudad.

Manco Inca rápidamente se dio cuenta de que Hernando era tan ambicioso como sus otros hermanos y le comentó que él conocía el lugar donde estaban escondidas las estatuas de oro de los incas y que podía obsequiárselas si lo dejaba salir del Cusco para buscarlas. Hernando le creyó, y el inca pudo al fin escapar de su prisión y refugiarse en el valle de Yucay.

B.            Manco Inca y el cerco del Cusco
Una vez libre, Manco Inca, formó un gran ejército de indígenas y al mando de éste se dirigió hacia el Cusco. El 3 de mayo de 1536 logró cercar la ciudad.

Hernando Pizarro, al mando de doscientos españoles y una gran cantidad de indígenas aliados, decidió defender el Cusco. Los enfrentamientos fueron terribles, el ejército de Manco Inca incursionó en la ciudad, incendiando los tejados y cortando todas las fuentes de abastecimiento de alimentos de la urbe.
Los españoles, presas del pánico, creyeron ver a la virgen María apagando los incendios y al apóstol Santiago combatiendo contra los indígenas.

La situación de los españoles se agudizó cuando una parte de las tropas de Manco Inca tomó la fortaleza de Sacsahuamán, pues a partir de este lugar se podía dominar toda la ciudad.

Desesperados por el hambre y el miedo, los españoles decidieron retomar la fortaleza. Juan Pizarro fue el encargado de dirigir el ataque y después de varios días de lucha, la fortaleza fue recuperada. En este combate murieron Juan Pizarro y el líder quechua, Titu Cusi Hualpa, llamado luego Cahuide.

C.            El cerco de Lima
Enterado de lo que estaba sucediendo en el Cusco, Francisco Pizarro envió hasta cinco expediciones para socorrer a sus hermanos. Sin embargo, ninguna de ellas logró acercarse a la antigua capital del Tahuantinsuyo. La primera estuvo a cargo de Gonzalo de Tapia, quien fue sepultado junto con sus soldados por una avalancha de piedras en Huaytará (Huancavelica) provocada por los seguidores de Manco Inca al mando de Titu o Quizu Yupanqui (los cronistas no se ponen de acuerdo respecto a su nombre).

La segunda expedición, al mando de Diego Pizarro de Carbajal, corrió la misma suerte de la anterior en la cuesta de Parcos (Junín). Lo mismo sucedió en Vilcas (Ayacucho) con la posterior expedición de Juan Mogrovejo Quiñones y también con la de Alonso de Gaete en Jauja. La quinta expedición estuvo al mando de Francisco Godoy. Al enterarse de lo ocurrido con las anteriores, Godoy decidió regresar a Lima. Más de doscientos soldados murieron en estas expediciones.

El agosto de 1536, Titu Quizu Yupanqui, al mando de miles de nativos, tomó el cerro San Cristóbal y sitió Lima. Francisco Pizarro encabezó la defensa de la ciudad y logró derrotar a Titu Quizu Yupanqui cuando éste intentaba tomar la Plaza de Armas. El líder quechua murió en la batalla y sus hombres se dispersaron de manera desordenada, alejándose así de la capital.

D.            El fin de la rebelión Manco Inca
Mientras esto sucedía en Lima, Manco Inca mantenía el cerco del Cusco. Sin embargo, conforme pasaba el tiempo, la situación se hacía más complicada. Los alimentos comenzaron a faltar y la mayor parte de indígenas quería regresar a sus campos para atender sus tareas agrícolas. A esto se sumó la noticia de la llegada de refuerzos para los españoles desde Lima y el regreso de Almagro el Viejo de su frustrada expedición a Chile. Por ello, Manco Inca se vio obligado a levantar el cerco del Cusco y refugiarse en la ciudadela de Vilcabamba. Desde este refugio, el Inca organizó una serie de expediciones de hostigamiento contra los españoles, pero ninguna de ellas tuvo la magnitud de la guerra de 1536.

E.            LOS ALIADOS ANDINOS DE LOS ESPAÑOLES
Cuando pensamos en el Tahuantinsuyo, nos imaginamos que todos sus habitantes eran quechuas. Sin embargo, no debemos olvidar que éste estaba formado por una gran variedad de pueblos unidos por relaciones de parentesco o reciprocidad al Inca. De esta manera, cuando Atahualpa fue capturado por los españoles, muchos de estos pueblos decidieron romper relaciones con su antiguo líder y establecerlas con los españoles recién llegados.

No es de extrañar, entonces, que numerosos indígenas -como, por ejemplo, los huaylas, huancas y yungas de Lurigancho, Surco, Pachacámac, Chilca y Huarochirí-, colaboraran con los españoles en la defensa de Lima. Fue gracias al apoyo de estos pobladores que Francisco Pizarro pudo derrotar a Titu Qiuzu Yupanqui cuando éste intentó tomar la plaza principal de la ciudad. El propio Francisco Pizarro tuvo como mujer a doña Inés Ñusta Huaylas, hija de Huayna Cápac y, por lo tanto, hermana de Atahualpa.


LOS INCAS DE VILCABAMBA

1.            MANCO INCA
Luego del fracaso de su rebelión Manco Inca se refugió en Vilcabamba con el propósito de reconstruir el Tahuantinsuyo. En 1545, Manco Inca fue asesinado por unos almagristas a los que había dado refugio luego de las guerras contra los pizarristas. Los sucesores del Inca continuaron con el hostigamiento a la población española pero, al mismo tiempo, iniciaron una serie de negociaciones con las autoridades coloniales con el fin de llegar a una paz definitiva.

Después ya de algunos días y años, estos españoles [...] estubieron en compañía de mi padre en el dicho pueblo de Vitcos, en la mesma casa de mi padre; estaban un día con mucho regocijo jugando al herron, solos mi padre y ellos y yo, que entonces hera mochacho, sin pensar mi padre [...] otra cosa, se holgava con ellos como antes, y en este juego como dicho tengo; yendo el dicho mi padre a levantar el herron para haver de jugar, cargaron todos sobre él, con puñales y quchillos y algunas espadas; y mi padre, como se syntio herido, con la rabia de la muerte procuraba defenderse de una parte y de otra, mas como hera solo y ellos heran siete y mi padre no tenia arma ninguna, al fin le derrocaron al suelo con muchas heridas, le dexaron por muerto...»

Titu Cusi Yupanqui
Instrucción al Licenciado Lope García de Castro

2.            Sayri Túpac (1557 – 1558)
Sayri Túpac, sucesor inmediato de Manco Inca, fue el primero en tratar de llegar a un acuerdo con las autoridades españolas. Sin embargo, las primeras conversaciones que mantuvo con Pedro de La Gasca fracasaron. Recién en 1558 llegó a un acuerdo satisfactorio con el virrey Andrés Hurtado de Mendoza.

El virrey logró que Sayri Túpac saliera de Vilcabamba y viniera a Lima, donde se reconoció vasallo del rey de España. A cambio de ello, se le otorgó el control sobre el valle de Yucay en el Cusco, zona de gran importancia económica y religiosa para los antiguos incas.

Sayri Túpac se trasladó al Cusco, donde fue recibido en medio de grandes celebraciones y fiestas. Pasado un tiempo, el Inca y su coya Cusi Huarcay decidieron bautizarse en la antigua capital del Tahuantinsuyo, y luego se retiraron a valle de Yucay, donde Sayri Túpac murió en 1561.

3.            TITU CUSI YUPANQUI ( 1571 – 1572)
Al morir Sayri Túpac, su hermano Titu Cusi Yupanqui heredó el mando. El nuevo inca reanudó las hostilidades contra los españoles, llevando a cabo una serie de incursiones en el valle de Yucay y hostigando a los mercaderes y viajeros que iban o venían de Lima al Cusco.

Paralelamente, sin embargo, Titu Cusi Yupanqui entró en negociaciones con las autoridades españolas. Así, en 1566 llegó a un acuerdo con el presidente de la Audiencia, Lope García de Castro. El convenio fue conocido como la capitulación de Acobamba (Huancavelica). El pacto consistía en que Titu Cusi abandonaría Vilcabamba y permitiría el ingreso de doctrineros a la zona para evangelizar a los indios de Vilcabamba. A cambio, se le otorgarían los mismos privilegios que se le dieron a su hermano.

Durante el gobierno de Titu Cusi Yupanqui, en 1565 surgió en los Andes, en Huamnga, un movimiento religioso indígena apodado Taqui  Oncoy (enfermedad del canto y del baile) cuyo principal líder era un personaje llamado Juan Chocne. Éste, acompañado de dos mujeres, predicaba la unión de todas las  huacas o antiguas divinidades andinas para vencer al dios de los cristianos y conseguir la reivindicación de los indígenas y de sus costumbres. Segúin Juan Chocne, las huacas andinas se agrupaban en torno a Pacachacamc y el lago Titicaca para enfrentarse a los españoles y a los indios cristianizados por considerarlos traidores a la causa indígena. La «purificación del mundo andino» alcanzaría a través de enfermedades que, enviadas por las huacas, atacarían a los extranjeros y causarían su muerte.

A pesar de haberse bautizado, el inca sentía desconfianza de los españoles y hacía todo lo posible por evitar su salida de Vilcabamba. Murió hacia 1570 sin haber llegado a un acuerdo con las autoridades coloniales.

4.            El último Inca: Túpac Amaru I (1571 – 1572)
Túpac Amaru I no tuvo tiempo de continuar las negociaciones iniciadas por sus dos hermanos, pues el virrey Francisco Toledo estaba completamente decidido a terminar con las molestias que representaba el asunto de Vilcabamba declarándole la guerra al último de los incas.

El ejército enviado por el virrey entró en Vilcabamba en junio de 1572, pero no logró encontrar a Túpac Amaru I, éste y su séquito habían huido a la selva. Luego de varios días de persecución, los españoles consiguieron capturarlo.  Túpac Amaru I fue conducido al Cusco.

Llegado al cortejo a la Plaza de Armas, lugar señalado para la ejecución, se desató una gran conmoción entre los indígenas presentes. Los religiosos pidieron a Túpac Amaru I que procurarse establecer la calma. Éste accedió y levantó el brazo derecho. Al momento, ante el asombro de los españoles, se calmaron los ánimos y se hizo un total silencio. Algunos agregaron además que el reo pronuncio un discurso  que casi parecía el sermón de un religioso.

El virrey Toledo, quien observaba de lejos lo que sucedía, no anunció el indulto deseado y se procedió a cumplir la sentencia. Fue entonces que el verdugo cortó de un tajo la cabeza de Túpac Amaru I. Un testigo afirmó que antes de que esto ocurriera se concedió al Inca un último deseo que consistió en despedirse en un abrazo de sus hijos.

En consideración a su rango y porque había muerto bautizado, se le rindió postrero homenaje al uso español. Inmediatamente, doblaron las campanas en señal de duelo y el cuerpo fue llevado a la casa de la coya Cusi Huarcay y al otro día se le dio sepultura en la catedral, luego de celebrarse con toda pompa una misa de honras a la que asistió un enlutado virrey Toledo.

La actitud de Toledo fue amonestada por el rey Felipe II, cuando este lo visitó en España: «Dios, Toledo, que yo te envié para gobernar como rey, no para que me mataras reyes», le dijo.

Su cabeza puesta en un lugar público para amedrentar a la población nativa. Sin embargo, poco tiempo después la tuvieron que retirar, pues se había convertido en un objeto de veneración de la gente andina. Los indígenas acudieron en crecido número al lugar donde encontraba la cabezan se postraban frente a ella arrancándose pestañas y cejas. Indudablemente, ya lo consideraban una huaca o entidad sagrada. Los cronistas afirman que la cabeza del Inca, lejos de descomponerse con el paso del tiempo, se ponía más hermosa cada día. Éste fue el recuerdo que el pueblo andino guardó del último de sus incas y, tal vez, el origen de algunos de sus mitos más bellos.
Esta creencia habría dado origen al mito de Incarri, que tiempo después era contado por los habitantes andinos y cuyo argumento consistía en que a partir de la cabeza de un Inca enterrada en algún lugar de los Andes crecería nuevamente su cuerpo y se daría lugar a la reivindicación del poblador nativo y al nacimiento de una nueva era.

5.            VERSIONES DEL MITO DE INKARRI

A.            Primera versión
«Inkarrí, dicen, vino del Cusco [...] Tenía sus piececitos ensangrentados de tanto caminar. Los pueblos, los hombres, mezclando su sangre  con la tierra, aprendimos a cultivar, tal como lo hacemos hasta hoy.

El padre de Inkarrí fue el Sol, lo tuvo en una mujer ignorante, abandonada, hambrienta. Cuando llegó a Wataqa, las sandalias de Inkarrí estaban gastadas; entonces se puso a repararlas, por eso en Wataga los hombres son buenos zapateros. Inka hizo descansar sus llamas en las pampas de Quilcata, ahora los de ese pueblo poseen abundantes llamas. Como Inkarrí y su esposa tuvieron ganas de comer, se vieron precisados, en Inkawasi, a cambiar algunas de las cosas que traían por comida, desde esa época dicen que ahí, y en todas partes se realizan las ferias.

El padre sol tuvo otro hijo llamado Españarrí. «¿Por qué mi hermano es tan inmensamente poderoso y puede hacer de todo? A mí deben respetarme, no a él que tiene sus pies ensangrentados. Soy más hermoso y mi sexo es más grande». Así dicen que habló con odio, y las montañas temblaron.

Españarrí fue a buscarlo y le dejó una carta. Cuando llegó Inkarrí encontró el mensaje. Enojado gritó: ¿Qué ave, qué animal ha manchado con sus patas este papel tan blanco?». Pero Inkarrí sabía de su hermano, por eso le dejó unos quipus que dicen que eran de hilo.

«Esos harapos, esas hilachas ¿de qué mísero serán?», dijo Españarrí.

Pero la luna y el sol se juntaron, el toro y el Amaru. El mundo avanzó. La tierra tembló y la cabeza de Inkarrí la escondió su hermano. Desde entonces surgieron los degolladores.

La sangre de Inkarrí está viva en el fondo de nuestra madre tierra. Se afirma que llegará el día en que su cabeza,          de su sangre, su cuerpo habrán de juntarse. Ese día amanecerá en el anochecer, los reptiles volarán. Se secará la laguna de Parinacochas, entonces el hermoso y gran pueblo que nuestro Inkarrí no pudo concluir será de nuevo visible».

B.            Segunda versión
«... El Inka de los españoles apresó a Inkarrí, su igual. No sabemos dónde. Dicen que sólo la cabeza está creciendo hacia adentro; dicen que está creciendo hacia los pies...

Entonces volverá, Inkarrí, cuando esté completo su cuerpo. No ha regresado hasta ahora. Ha de volver. Ha de volver a nosotros, si Dios da su asentimiento. Pero no sabemos, dicen, si Dios ha de convenir que vuelva».

Fragmento de una versión recogida en Puquio


LAS GUERRAS ENTRE PIZARRISTAS Y ALMAGRISTAS

1.            PRIMERA GUERA CIVIL: LA GUERRA DE DIEGO DE ALMAGRO EL VIEJO

A.            Antecedentes y causas de la guerra
En 1534 Carlos V dividió los territorios sudamericanos en dos líneas paralelas. Así, aparecieron la gobernación de Nueva Castilla, de Francisco Pizarro, desde el grado 1° de latitud sur hasta el 14°, cerca de Pisco; y, la gobernación de Nueva Toledo, de Diego de Almagro, que se iniciaba en el grado 14° y terminaba en el 25°, en Taltal (Chile).

Almagro recibió la noticia de la confirmación de su gobernación de Nueva Toledo, cuando se encontraba en el Cusco (1535) preparando la expedición de conquista de Chile. Inmediatamente los soldados seguidores de Almagro reclamaron la antigua capital incaica para Diego de Almagro, pero mientras llegaban los documentos que acreditaban su nombramiento, Almagro prefirió continuar con la expedición al sur con la remota esperanza de encontrar otro Perú.

La conquista de Chile o Nueva Toledo (1535­1537), por parte de su gobernador, Diego de Almagro, resucitó antiguas rivalidades entre él y su viejo socio Francisco Pizarro. La expedición a las tierras chilenas había resultado un fracaso: el territorio descubierto era pobre, el Huillac Umu había fugado, Felipillo intrigaba con los andinos, las luchas contra los indígenas  araucanos se sucedían y la constante amenaza de motines dentro de la propia tropa española la agotaba. Finalmente, decidió regresar al Cusco.

Hernando y Gonzalo Pizarro, que en ese momento se encontraban en la antigua capital inca, habían sofocado con mucho esfuerzo la sublevación de Manco Inca. Aprovechando la frágil situación de los Pizarro, Almagro tomó la ciudad, argumentando que ésta se encontraba dentro de su gobernación. A la vez hizo prisionero a Hernando Pizarro, hermano del conquistador del Perú.

Enterado de lo sucedido, Francisco Pizarro inició una serie de negociaciones con la finalidad de liberar a sus hermanos. Finalmente, logró su objetivo.

Francisco Pizarro, que deseaba evitar una guerra, convocó a las conversaciones de Mala (octubre de 1537) bajo el arbitraje del sacerdote de la orden mercedaria, Fray Francisco de Bobadilla. Finalmente, el 15 de noviembre de ese mismo año el fraile falló a favor de la gobernación de Nueva Castilla. La «gran ciudad» pertenecía a Pizarro. Pero Almagro y su gente reaccionaron con indignación y se levantaron en armas. Posteriormente en las conversaciones de Lunahuana y Chincha se determino que: el Cusco quedaba provisionalmente bajo el poder de Almagro hasta la llegada del fallo del Rey de España; y, que se libera a Hernando Pizarro

B.            La batalla de Las Salinas y la muerte de Almagro, el Viejo
Tan pronto como fue liberado, Hernando dirigió el ejército pizarrista contra Almagro. Los pizarristas se encontraron con los de Chile (nombre que recibieron los almagristas) el 6 de abril de 1538 en los campos de las Salinas, muy cerca del Cusco. Tras una sangrienta batalla los almagristas fueron derrotados.

Aunque Diego de Almagro trató de refugiarse en la fortaleza de Sacsayhuamán, no fue difícil tomarlo prisionero, pues se encontraba muy enfermo. Una vez en el Cusco, Hernando Pizarro levantó un «rapidísimo» juicio contra Almagro, acusándolo de haber dado muerte a numerosos españoles, desconocido a las autoridades legítimamente nombradas, abandonado la conquista de Chile, repartimientos sin gozar de los derechos concedidos por la Corona, de romper juramentos y tregua, etc.

Al final del proceso don Diego fue sentenciado a muerte y se le estranguló en su propia celda. Luego, su cadáver fue llevado a la plaza mayor del Cusco, donde fue decapitado el 8 de julio de 1538. Más tarde, en España, Hernando Pizarro pagaría con muchos años de prisión la muerte de Diego de Almagro.

2.            SEGUNDA GUERRA CIVIL: LA GUERRA DE DIEGO DE ALMAGRO EL MOZO (LA REVANCHA DE LOS ALMAGRISTAS)

Después de la muerte de Diego de Almagro, Francisco Pizarro no dudó en quitarles casi todas sus encomiendas a los de Chile. Por ello, éstos decidieron reunirse de nuevo en Lima con el fin de vengarse. Encabezados por Juan de Rada, se unieron al hijo mestizo de su antiguo líder, Diego de Almagro el Mozo.

A.            La muerte de Francisco Pizarro
Los de Chile esperaban ansiosos la llegada de un juez nombrado por la Corona para que investigue las causas de los conflictos ocurridos en el Perú y castigue a los culpables. Este juez fue el licenciado Cristóbal Vaca de Castro. Sin embargo, en Lima corría el rumor de que el funcionario real ya había sido comprado por Francisco Pizarro. Desilusionados, los almagristas decidieron hacer justicia por sus propias manos. 

Fue así como el 26 de junio de 1541 éstos, gritando «viva el rey, muera el tirano», cruzaron la plaza mayor de Lima  y se introdujeron en la casa del conquistador. Don Francisco reaccionó corriendo hacia sus armas y vistiendo su coracina. En esa sangrienta refriega murieron Francisco Martín de Alcántara (hermano materno de Pizarro) y su paje Gómez de Luna. Finalmente, Juan de Rada, recurriendo a un traicionero ardid, empujó sobre Pizarro a uno de sus hombres, haciéndolo retroceder y permitiendo que todos avanzaran sobre él para matarlo a estocadas. Cuenta la leyenda que, a punto de expirar, Pizarro remojó los dedos de la mano derecha sobre su abierta garganta y dibujó con ellos una cruz en el piso. Para apurar su deceso, uno de los almagristas le lanzó una vasija sobre la cara. Ése fue el final del vencedor de los incas.

A la muerte de Pizarro, los de Chile nombraron como gobernador a Diego de Almagro el Mozo.

En el siguiente texto el cronista Pedro Cieza de León nos narra, desde su punto de vista la muerte de Francisco Pizarrro

B.            La llegada de Cristóbal Vaca de Castro
Los sucesos del Perú mostraban que aún no se habían afianza el gobierno español. Los continuos enfrentamientos entre pizarristas y almagristas, las supuestas irregularidades de los hermanos del marqués gobernador y el trabajo sobrecargado de los andinos, entre otras cosas, llevaron a que el emperador enviara a Cristóbal Vaca de Castro a fiscalizar a Francisco Pizarro y, en caso de la eventual muerte del conquistador nombrarse gobernador del Perú. Por lo tanto el autonombramiento de Almagro el Mozo representaba un desacato a la autoridad del monarca español.

Su misión se centraría en observar cautelosamente las fronteras entre Nueva Castilla y Nueva Toledo, así como las formas de recaudación tributaria de los indígenas, y determinar los límites de nuevas diócesis.

El rey lo invistió de sus cargos y con el hábito de Caballero de Santiago para ligarlo aún más a su poder y darle mayor categoría frente a los viejos expedicionarios que ahora ocupaban altas magistraturas.

Una vez en Indias se enteró de la muerte del marqués Pizarro y de la peligrosa sublevación de Almagro el Mozo. Vaca de Castro confirmo que era un político astuto: concibió la forma de solucionar el problema y consiguió que los vecinos acataran su autoridad. Don Cristóbal supo atraer a su entorno, mediante cartas, a los más poderosos castellanos o conquistadores que se mantenían fieles a la causa realista, vale decir, a Alonso de Alvarado, Peranzures de Camporredondo y Perálvarez Holguín. Con ellos y otros capitanes, el licenciado debía erradicar cualquier viso de tiranía, encarnada por Diego de Almagro el Mozo.

C.            Batalla de Chupas
Convertido en gobernador tirano del Perú, el joven Almagro se dirigió a la sierra para conformar su ejército, pues ya se sabía que pronto llegaría el juez visitador y delegado de Su Majestad, Vaca de Castro. Diego subió a Huarochirí, pasó a Huamanga, donde se abocó a la fabricación de cañones, y finalmente se dirigió al Cuzco, cuyo cabildo lo recibió con el reconocimiento de gobernador.

Por su parte, Vaca de Castro se reunió en Huaraz con Alonso de Alvarado y Perálvarez Holguín y sus respectivas tropas. El enfrentamiento era inminente.

En los siguientes días las huestes del funcionario y las del tirano se fueron acercando. Cerca de Huamanga, el actual Ayacucho, el 16 de setiembre de 1542, en el campo de Chupas, valle rodeado de lomas, se dio la batalla.

Los almagristas se encastillaron en las lomas, desde las que divisaban el movimiento de los leales. Allí estuvo ubicado el capitán griego Pedro de Candia, quien dirigió la artillería. Inicialmente la lid favoreció a los de Chile. Sin embargo, Francisco de Carbajal, el «demonio de los Andes», logró avanzar sobre el campo enemigo y ello alentó al ejército del licenciado Cristóbal Vaca de Castro. En medio de la refriega, el joven Almagro reparó en que Candia no deseaba acertar sus tiros sobre el adversario, quizás para implorar más tarde el perdón, razón por la cual lo llamó traidor y lo mató a lanzadas.

Almagro, al observar que la suerte no le favorecería, juzgó prudente huir a caballo hacia el Cuzco. Camino de Yucay fue sorprendido por Rodrigo de Salazar, llamado «el Corcobado» por su gran joroba, y por Juan Gutiérrez Malaver.

D.           Muerte de Almagro el Mozo
Diego de Almagro fue conducido al Cusco y encerrado en la casa de Hernando Pizarro, bajo cargo de traición. Durante su cautiverio pretendió sobornar a sus carceleros y trazar un descabellado plan de alianza con Manco Inca. Estas acciones terminaron por perjudicarlo y por acelerar su proceso. Finalmente, fue condenado a muerte por decapitación. Como última voluntad, pidió ser enterrado al lado de su padre. Sus deseos se cumplieron, pues su cuerpo fue inhumado en el Convento de la Merced del Cusco.

Después de estos sucesos, el gobernador Vaca de Castro dedicó todos sus esfuerzos a emprender obras. Ejemplos importantes fueron la promulgación de la Ordenanza de Tambos, de 1543, destinada al reabastecimiento de estos recintos andinos al mejoramiento de las vías de comunicación.


LAS REBELIONES DE LOS ENCOMENDEROS CONTRA LA CORONA ESPAÑOLA


1.            LA ENCOMIENDA Y LOS CONQUISTADORES

A.        Características
La encomienda fue una institución de importancia fundamental en las primeras décadas de la colonización del Perú, ya que a través de ella se articularon las relaciones entre españoles e indígenas. Esta institución tuvo como antecedente la encomienda medieval española, un modo de patrocinio muy difundido que consistió en la cesión de tierras a cambio de protección y defensa. En el caso americano, la encomienda no significó otorgamiento de tierras, pero sí se mantuvieron los conceptos de protección  y defensa. Así, a diferencia de la encomienda medieval española, la encomienda americana (también llamada «repartimiento de indios») significó el otorgamiento de fuerza de trabajo de indígenas a determinados españoles.

La institución de la encomienda tuvo su fundamento jurídico en la obligación de los indígenas de pagar un tributo a la Corona de Castilla en su condición de «vasallos libres» del rey. Así, la encomienda se suscita a partir de la cesión del goce del tributo hecha por el monarca en favor de los encomenderos, en premio de los servicios de dichos personajes en la incorporación de nuevos territorios al patrimonio de la Corona.

Los deberes de los encomenderos eran varios, quizá el más importante era el de la doctrina, es decir, que debían sufragar los gastos de los curas doctrineros encargados de tal labor y, a falta de ellos, ver la manera de asegurar que la evangelización se propagara. Igualmente, los encomenderos debían cumplir con la denominada «carga militar», que consistía en la obligación de acudir «con sus armas y caballos» a la defensa de la tierra cada vez que las autoridades lo solicitaran, bien fuera en el caso de levantamientos indígenas o de ataques de otro tipo.

Finalmente, los encomenderos estaban obligados a dar buen trato a los indígenas, aunque esto estuvo lejos de ocurrir, sobre todo en los primeros tiempos.

B.                  Importancia: la fortuna del encomendero
Durante las primeras décadas de la colonización, los conquistadores tuvieron bajo su control gobierno, tierras, minas, circuitos comerciales y recursos humanos, gracias a lo cual lograron amasar grandes fortunas. Si bien la encomienda otorgaba el derecho de cobrar el tributo a un número de indígenas a cambio de la obligación de evangelizarlos, sin que ello implicara la posesión de tierras, los encomenderos también obtuvieron la mano de obra de sus indígenas y, frecuentemente, el acceso a la compra de sus tierras comunales. Así, este grupo de españoles privilegiados disponía del monopolio de la mano de obra indígena (la cual teóricamente no debía utilizar en su beneficio) que aplicaba a la agricultura, la minería, el comercio y la industria.

En los primeros años no existía ninguna regulación que limitase las exigencias españolas, de modo que, según un contemporáneo, «la tasa y medida era la voluntad del encomendero». Sin, límites, muchos encomenderos se aprovecharon sin reparos del trabajo de sus indígenas y se beneficiaron al máximo con productos –o eventualmente dinero– exigidos a éstos. Los abusos de los componentes fueron muy intensos en los tiempos iniciales.


Junto con el aprovechamiento de los frutos del trabajo indígena, el encomendero gozaba del estatus social más elevado en el naciente mundo hispanoperuano. Así, los encomenderos eran los vecinos de las ciudades y en los primeros años monopolizaron tanto el poder político como el económico. La expresión social de la riqueza era la casa  poblada y un enorme séquito de allegados y dependientes. El encomendero llevaba una vida ostentosa, tenía esclavos y ocupaba puestos en el cabildo.

2.            LA CORONA CONTRA EL PODER DE LOS ENCOMENDEROS

La Corona española, cansada de las malas noticias provenientes del Perú, decidió tomar el control de la situación. Para ello era necesario nombrar un representante oficial del rey y un tribunal de justicia en este territorio. Sólo así se podrían resolver los problemas entre los conquistadores por la vía legal y no mediante la guerra. Por eso se decidió nombrar un virrey para el Perú y se estableció una Real Audiencia en Lima.

Pero para poder gobernar el Perú, la monarquía debía limitar el excesivo poder de los encomenderos.

Mientras los representantes del rey discutían sobre estos asuntos, el fraile dominico Bartolomé de Las Casas abogaba para conseguir una legislación que protegiera a la población indígena. Para el dominico era indispensable que la Corona asumiera el control de las colonias y liberara a los nativos de los abusos de los encomenderos, pues estos atropellos eran la causa directa de la disminución de la población aborigen en América. Además, según él, era un deber del rey cristiano proteger a sus nuevos súbditos.

Así, los planteamientos de Bartolomé de Las Casas y los del emperador Carlos V coincidieron, motivando la elaboración de un conjunto de leyes conocido como las Leyes Nuevas.

3.            Las Leyes Nuevas: a favor de los nativos pero limitando el poder de los encomenderos

Las Leyes Nuevas fueron proclamadas por Carlos V en noviembre de 1542. En ellas se creaba el virreinato peruano, se disponía la instauración de una Audiencia para Lima como máximo organismo judicial del Perú, que estaría presidida por un virrey con poderes administrativos y militares.

Además, la nueva legislación reconocía a la población nativa como vasallos de la Corona. Como tales, no podían ser obligados a trabajar sin un salario, tampoco se les podía imponer tributos de manera arbitraria ni esclavizar por ningún motivo. Los españoles que los hubieran maltratado o no tuvieran sus títulos en orden perderían inmediatamente sus encomiendas.

A partir de la promulgación de las Leyes Nuevas, sólo el rey o su representante podían repartir encomiendas, y al morir el encomendero la población indígena a su cargo volvía a la Corona, la que les nombraría un nuevo encomendero. Además, todos aquellos que lucharon contra Almagro el Viejo en la batalla de las Salinas debían perder sus encomiendas. De esta manera, la Corona pretendía castigar a todos los que participaron en la primera guerra civil, para evitar así que los derrotados siguieran buscando venganza y poner un castigo ejemplar a todo aquel que ocasionara enfrentamientos entre los conquistadores.

Quedaba claro, entonces, que cualquier disputa entre los españoles en América debía ser resuelta por el rey o sus representantes, y nadie podía hacer «justicia» con su propia mano.

Era evidente que esta legislación molestaría a más de uno en el Perú. Así, las Leyes Nuevas, lejos de detener los abusos contra la población andina y pacificar al país, fueron la causa directa de la mayor rebelión contra la Corona española ocurrida en Sudamérica durante el siglo XVI. La rebelión estaría dirigida, nada menos, que por el menor de los hermanos del conquistador del Perú, Gonzalo Pizarro.

4.            LA REBELIÓN GONZALO PIZARRO O DE LOS GRANDES ENCOMENDEROS (1544 – 1548)

Como un justo premio por el sacrificio económico y personal que significó la conquista, los encomenderos del Perú esperaban que el monarca español les concediera el derecho de heredar sus encomiendas de padres a hijos con el fin de mantenerlas por siempre dentro de una misma familia. Por esta razón, las noticias acerca del contenido de las Leyes Nuevas crearon una sensación de frustración entre los encomenderos, que se sintieron traicionados por su rey.

A.            Causas
La llegada a Lima del primer virrey del Perú, Blasco Núñez de Vela, y de los miembros de la Audiencia, convirtió la frustración de los conquistadores en odio. El virrey, un hombre inflexible, estaba decidido a aplicar literalmente las Leyes Nuevas. Esta actitud hizo que los encomenderos nombraran a Gonzalo Pizarro como su Procurador General para protestar contra la detestada legislación ante el virrey. Pero Núñez de Vela, en lugar de dialogar con Gonzalo Pizarro, lo condenó a muerte. A Gonzalo no le quedó más camino que la rebelión.

B.            Batalla de Iñaquito
La guerra fue favorable a Gonzalo Pizarro, quien luego de tomar Lima sin dificultad, persiguió al virrey hasta Iñaquito (cerca de Quito) donde lo derrotó en 1546. Blasco Núñez de Vela fue capturado y luego decapitado de inmediato en el campo de batalla por algunos pizarristas.

C.            La llegada de Pedro de La Gasca, el pacificador del Perú
Conocidos los problemas suscitados en el Perú por las Leyes Nuevas, la Corona envió a Pedro de La Gasca a pacificar el Perú. El enviado del rey llegó a Panamá sin soldados en 1546.

Por esos días Gonzalo Pizarro estaba en Lima, pero sintiendo próxima la llegada del pacificador, decidió partir hacia Arequipa. Tal iniciativa no sólo se debía al temor frente al nuevo funcionario, sino también a la reaparición de Diego Centeno, quien había tomado el Cuzco y dominado el Collao. Gonzalo y su maestre de campo se enfrentaron a él con éxito en Huarina (Alto Perú) el 20 de octubre de 1547.

La derrota del leal Centeno no desalentó a La Gasca.  El Pacificador se dio cuenta rápidamente de que el problema radicaba en la aplicación de las Leyes Nuevas, así que se esforzó en hacer público que poseía el poder para revocarlas, perdonar a los rebeldes arrepentidos, y además, repartir nuevas encomiendas entre los que fueran leales al monarca español y también entre los que dejaran a Gonzalo y se pasaran al bando del rey.

El objetivo de estos anuncios era persuadir a los rebeldes de que abandonaran a su líder.

D.            Batalla de Jaquijahuana
El éxito fue tal que el encuentro final entre el pacificador y Gonzalo en el campo de Jaquijahuana (Cusco 1548) no fue una batalla formal, pues todos los soldados del bando rebelde fueron desertando poco a poco. Así, abandonado por todos, Gonzalo Pizarro se entregó al pacificador La Gasca. Poco después, el menor de los hermanos Pizarro fue decapitado y su cabeza llevada a Lima para ser exhibida en la plaza principal. Luego de su victoria, el pacificador se dedicó a reorganizar el convulsionado virreinato del Perú.

E.            La obra de La Gasca
Pedro de La Gasca encargó a una comisión presidida por Jerónimo de Loayza, arzobispo de Lima, la tarea de organizar un nuevo reparto de encomiendas entre todos aquellos que contribuyeron a su victoria. La tarea de la comisión no podía ser más difícil, pues debían repartir tan sólo 218 encomiendas entre más de mil pretendientes.

El tan esperado reparto de encomiendas se llevó a cabo en agosto de 1548 en Guaynarima, en el actual departamento de Apurímac. Como era de esperarse, después de publicadas las listas de favorecidos, aquellos a quienes no les tocó nada comenzaron a quejarse amargamente contra la comisión y a planear nuevos motines.

Dos años después del reparto de Guaynarima, La Gasca regresaría a España dejando a un país aparentemente pacificado. Sin embargo, el número de encomenderos insatisfechos crecía constantemente, a la par que el de soldados desempleados que harían cualquier cosa por un poco de oro o por conseguir una encomienda. Era evidente que al menor problema los motines y rebeliones volverían a azotar al Perú. Efectivamente, las revueltas comenzaron de nuevo en 1552, cuando la Audiencia de Lima decretó la abolición del servicio personal.

F.            La abolición del servicio personal
Desde la publicación de las Leyes Nuevas el rey había decretado la abolición de servicio personal, es decir, se prohibía a los encomenderos utilizar a los nativos a su cargo para obligarlos a trabajar gratuitamente como cargadores, labradores, mineros o domésticos.

Debido a todas las dificultades ocasionadas por la rebelión de Gonzalo Pizarro, la medida había quedado sin efecto en el Perú. Pero con la llegada del segundo virrey, don Antonio de Mendoza, la Audiencia de Lima se animó a hacer cumplir la abolición del servicio personal.

Los encomenderos no sólo vivían de los tributos que les entregaba la población andina a su cargo, sino que además podían ser dueños de minas, ganado y tierras donde cultivaban productos nativos o españoles para venderlos en las ciudades. También solían asociarse con mercaderes y artesanos para formar «empresas comerciales». En todas estas actividades, los encomenderos utilizaban, sin pago alguno, la mano de obra de los nativos a su cargo.

Por esta razón, cuando la Audiencia decretó la abolición del servicio personal, de inmediato se escucharon las voces de protesta entre los encomenderos y los motines no se hicieron esperar. Éstos últimos se incrementaron con la muerte del anciano virrey Antonio de Mendoza.

El más importante de estos levantamientos fue el de Francisco Hernández Girón, que se inicio en el Cusco. A diferencia de los levantamientos anteriores, el de Hernández Girón se convirtió en una gran rebelión, y dio inicio, de esta manera, a la última de las guerras civiles.

5.            LA ÚLTIMA REBELIÓN DE LOS ENCOMENDEROS CONTRA LA CORONA ESPAÑOLA: LA REBLIÓN DE FRANCISCO HERNENDEZ GIRÓN O DE LOS INSASTIFECHOS(1553 – 1554)

La rebelión de Francisco Hernández Girón se inició en el Cusco en 1553. Para justificar su actitud, el rebelde acusaba a la Audiencia de ser la culpable de la pobreza de los conquistadores por haber abolido el servicio personal. Argumentaba que este servicio era un justo premio a los conquistadores por haber arriesgado sus vidas y bienes en la conquista del Perú.
Apenas se supo de la rebelión, los encomenderos de Arequipa, Huamanga y Jauja se unieron al rebelde. De esta manera, Hernández Girón no tuvo problemas para atravesar la sierra y luego bajar a la costa, acuartelándose en las ruinas de Pachacámac durante los primeros meses de 1554.

Nadie sabe hasta ahora por qué el rebelde no tomó la ciudad de Lima, lo cierto es que después de permanecer un tiempo en las antiguas ruinas decidió marchar hacia el sur con dirección a Ica.

La batalla de Chuquinga
Mientras los rebeldes retrocedían hacia el sur, un ejército realista, que se había formado en Charcas (Bolivia) al mando del mariscal Alvarado, estaba a punto de alcanzarlos. Al enterarse de la presencia del Mariscal, Hernández Girón decidió subir a la sierra para dar allí la batalla. Efectivamente, ésta se realizó en una quebrada llamada Chuquinga (Apurímac) el 21 de mayo de 1554. La victoria fue para los rebeldes, quienes luego de la batalla siguieron su marcha hacia la sierra sur.

La batalla de Pucará
Un ejército organizado por la Audiencia logró alcanzar a Hernández Girón en Pucará, donde el 8 de octubre de 1554 el ejército rebelde fue derrotado. El caudillo de los rebeldes huyó y sólo fue atrapado casi dos meses después en Jauja. Una vez capturado, Hernández Girón fue trasladado a Lima, donde fue decapitado en diciembre de 1554.


FRANCISCO DE TOLEDO Y LA CONSOLIDACION DEL SISTEMA COLONIAL

Si bien el virreinato del Perú fue creado en  con la promulgación de las Leyes Nuevas, no fue sino hasta el gobierno de Francisco de Toledo (el quinto virrey) que se consolidó la administración colonial. El virrey Toledo, que lo fue entre los años de 1569 y 1581, fue un personaje clave para el gobierno del Perú. Cumplió un rol protagónico en el ordenamiento colonial, por ordenes de Felipe II, porque marcó la pauta de la organización en los diversos ámbitos de la vida peruana del siglo XVI y, por ello, sus reformas se advierten en los ámbitos político, legal, económico y hasta religioso.

1.            TOLEDO Y SU VISITA GENERAL AL PERÚ

Desde un principio el virrey Francisco de Toledo fue plenamente consciente de que la única forma de cumplir con éxito su difícil misión era examinando en persona la situación económica y social del territorio a su cargo. Por eso decidió recorrer todo el virreinato peruano. Toledo salió de Lima en 1570 rumbo a la sierra central acompañado por un grupo de asesores jurídicos y religiosos. Así se inició la famosa Visita General del Perú

La visita se inició en Jauja, donde el virrey quemó una gran cantidad de expedientes judiciales para demostrar su desacuerdo con la gran afición de la población andina a los juicios. Toledo consideraba que las demandas indígenas distraían a los naturales de sus tareas agrícolas. De Jauja, el virrey y su comitiva pasaron a Huamanga, y de ahí iniciaron la marcha al Cusco.

A.            Justificando la conquista
Durante su viaje de Jauja al Cusco, Toledo se preocupó por recolectar información sobre los Andes prehispánicos. El virrey quería conocer el tipo de gobierno de los Incas, cómo dominaron a los otros pueblos, el sistema de sucesión de los curacas, etc. Al parecer, su objetivo al hacer estas averiguaciones era justificar la conquista española demostrando que los Incas habían conquistado a la fuerza el Perú poco antes de la llegada de Pizarro y habían implantado un gobierno autoritario y despótico en los Andes. Por lo tanto, la invasión española representaba la liberación de la población andina de la tiranía incaica y el monarca europeo se convertía así en el legítimo gobernante del Perú.

B.            En el camino del sur
En 1571 Toledo llegó al Cusco. Lo más importante que ocurrió en esta ciudad durante la estancia del virrey fue la ejecución de Túpac Amaru I. En agosto de 1572, el virrey continuó su marcha hacia el sur visitando Chucuito, Juli, La Paz y Potosí, la ciudad minera más importante del virreinato.

En Potosí, Toledo dictó medidas destinadas a mejorar la producción de plata. Primero estableció la mita minera, sistema de trabajo obligatorio por turnos, que aseguraba mano de obra andina para las minas. También impulsó técnicas destinadas a mejorar los métodos de purificación de la plata, tratándola con mercurio o azogue, mineral que era trasladado a Potosí desde la minas de Huancavelica. Con el fin de acuñar moneda, vigilar la extracción de plata y asegurar el pago de impuestos creó la Casa de La Moneda de Potosí.

Después de seis meses de ardua labor, Toledo salió de Potosí con dirección a la ciudad de la Plata (actual Sucre, Bolivia) y de ahí emprendió el regreso a Lima. El virrey llegó a la Ciudad de los Reyes en noviembre de 1575, después de haber recorrido durante cinco años el territorio a su cargo.

2.            LAS REFORMAS DE TOLEDO Y LA POBLACIÓN ANDINA     

Las medidas dadas por Toledo para mejorar la recaudación del tributo y asegurar mano de obra indígena para las minas de Potosí afectaron notablemente la vida de la población. Dos de las disposiciones toledanas que causaron mayor impacto en el mundo andino fueron el establecimiento de la mita y la creación de las reducciones.

A.            La mita toledana
Desde 1550 hubo gente andina trabajando en Potosí. Esta población provenía de las encomiendas vecinas al centro minero. Pero, aproximadamente veinte años después, al aumentar la producción de plata, se necesitó de un mayor número de trabajadores, lo que hizo indispensable la puesta en marcha de un sistema que asegurara el abastecimiento continuo de mano de obra andina a las minas. El virrey Toledo pretendió responder a esta necesidad recurriendo a una antigua institución prehispánica: la mita.

Como sabemos, la mita en el Tahuantinsuyo consistía en un trabajo por turnos en beneficio del Estado inca, pero este tipo de trabajo significaba una serie de relaciones de reciprocidad y redistribución. En cambio, la mita toledana era una contribución forzada al Estado colonial, que no tenía ninguna obligación hacia los mitayos más allá del pago de un ínfimo salario.

Toledo estableció que 16 provincias cercanas a Potosí enviaran uno de cada siete hombres entre los 18 y 50 años para trabajar en la minas a cambio de un salario. Así, aproximadamente 13 500 personas fueron obligadas cada año a trabajar en Potosí. Los mitayos se trasladaban hasta el centro minero acompañados de sus familiares y dirigidos por su curaca, que recibía el título de capitán de la mita.

El sistema de la mita toledana fue una de las instituciones más polémicas del período colonial, tuvo tantos detractores como defensores y su estructura sufrió una serie de cambios a través del tiempo.

B.            Las reducciones
Desde muy pronto, las autoridades coloniales consideraron que la única forma de evangelizar y mantener en orden a la gente andina era agrupándola en pequeños pueblos parecidos a los que existían en España. A estos pueblos se les llamó reducciones.

Al congregar a la población de una región en unos cuantos pueblos, las reducciones facilitaban no sólo las labores de evangelización y sino también el cobro de tributos y el reclutamiento de la mano de obra andina.

Si bien es cierto que las disposiciones acerca de las reducciones existían desde la época de los Pizarro, recién con la llegada del virrey Toledo el sistema se estableció realmente.

La reducción estaba pensada como una pequeña ciudad en forma cuadricular con una plaza en el centro, donde se ubicaban la iglesia y las casas de las autoridades del pueblo. En los alrededores se encontraban las tierras comunales. Las reducciones no siempre coincidieron con los antiguos poblados prehispánicos, en muchos casos se levantaron cerca de caminos o lugares de fácil acceso, con el fin de facilitar el cobro de los tributos y el reclutamiento de hombres para la mita. Muchos pueblos andinos modernos tienen su origen en las reducciones toledanas.

3.            LAS OBRAS DE TOLEDO EN EL PERÚ
Reorganizar a la población andina no fue la tarea más difícil de Toledo: también debió sofocar motines, defender las costas de la incursiones de corsarios ingleses y continuar la guerra en Chile contra los araucanos, pueblo guerrero que resistió durante muchos años la invasión española.

A.            Sofocando rebeliones
Durante su gobierno, Francisco de Toledo tuvo que sofocar una serie de motines dirigidos por españoles descontentos que ponían en duda la autoridad del virrey. Así, enfrentó sucesivamente la conjura de los hermanos Aguado en el Cusco, el motín de Gonzalo Gironda en La Paz, la sublevación de Diego de Mendoza en Santa Cruz (Bolivia) y otros levantamientos menores en la zona selvática de la gobernación de Quito. Si bien el virrey salió airoso en todos los casos, esto demuestra lo difícil que fue para Francisco de Toledo imponer la autoridad del rey en el Perú.

Como si los alzamientos de conquistadores descontentos no fueran suficientes, Toledo también tuvo que hacer frente a las incursiones del famoso corsario inglés Francis Drake, quien luego de cruzar el estrecho de Magallanes y capturar algunos barcos en las costas chilenas se apareció en el verano de 1579 frente al puerto del Callao. Sin embargo, el inglés no atacó el puerto y continuó su viaje hacia el norte. Toledo armó una flota para darle alcance, pero no logró acercarse a las naves de Drake.

B.            La guerra en Chile
El virrey Toledo pretendió acabar de una vez por todas con la resistencia de los araucanos. Sin embargo, su mayor problema fue formar el ejército que debería combatirlos. Todos los españoles sabían de los fieros que eran los araucanos y de la escasez de metales preciosos en Chile, así que ninguno estaba dispuesto a arriesgarse por tan poco y se negaban a salir del Perú. Entonces Toledo formó un regimiento de 250 hombres compuesto por presos y desterrados políticos. Este singular ejército, al mando de Rodrigo de Quiroga, obtuvo algunas victorias pero no consiguió vencer definitivamente a los araucanos.

C.            Reformas religiosas y educativas
En cuanto al mundo espiritual y cultural, dos fueron las obras más importantes del virrey Toledo: el establecimiento del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición y la reorganización de la Universidad que existía en Lima.

Una medida religiosa fue la relacionada con la creación del tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, que se estableció en el Perú y cuya misión fue defender el pensamiento católico y rechazar las prácticas idolátricas, adoraciones a otros dioses o religiones como la judía o musulmana, que estuviesen presentes en los españoles o criollos. No se dedicó a vigilar la religiosidad indígena porque para ello se dieron campañas de evangelización, expediciones misioneras religiosas, adoctrinamiento o extirpación de idolatrías.

La Universidad que existía en Lima funcionaba desde 1553 de manera muy precaria en el convento de los dominicos, pero carecía de rentas para pagar a sus profesores y sólo contaba con un número reducido de alumnos. El virrey compró un nuevo local para la universidad y la dotó de rentas. Una vez instalados, estudiantes y profesores eligieron por sorteo el nombre de San Marcos como patronato de la universidad, una de las más antiguas fundadas en América.

Como hemos podido apreciar, Francisco de Toledo legisló sobre todos los asuntos relacionados con la vida en el virreinato del Perú y los virreyes que lo sucedieron solían revisar sus disposiciones antes decidir sobre algún tema. Por todo esto, para muchos historiadores don Francisco fue el organizador del Perú colonial. Este importante personaje de la historia peruana dejó el país en mayo de 1581 y murió al año siguiente en España.