LA EXPANSIÓN
EUROPEA
1. INTRODUCCIÓN
A partir de la segunda mitad del siglo XV los
españoles y portugueses
iniciaron la expansión
europea. Ellos ampliaron la imagen del mundo que se conocía hasta entonces,
llegaron a nuevos territorios como América, que era desconocido hasta
entonces.
El objetivo de la
expansión europea fue encontrar nuevas rutas
de comercio hacia las indias, después de la toma de Constantinopla por
los turcos. Otros factores fueron el
espíritu aventurero impuesto por el renacimiento, el afán por expandir la
religión católica y la necesidad de las monarquías europeas de obtener nuevos
territorios.
Los adelantos técnicos
en el campo de la navegación facilitaron las exploraciones: gracias a
instrumentos de orientación como la brújula a embarcaciones
más resistentes y apropiadas para
el traslado de productos, los grandes de navegación fueron más seguros.
España y Portugal
iniciaron los viajes de navegación debido sobre todo a por su ubicación
geográfica estratégica a las orillas del Atlántico. Los portugueses exploraron
el continente africano donde encontraron un camino hacia la India. España,
gracias al proyecto de Cristóbal Colón, realizo la invasión española de
América.
El continente europeo
incorporó no sólo económicamente a las tierras descubiertas. También impuso en
los territorios conquistados la lengua, la administración, las leyes, el arte, la religión, etc.
2.
FACTORES
DE LA EXPANSIÓN EUROPEA
A.
BÚSQUEDA
DE NUEVAS RUTAS HACIA ORIENTE
El centro de la
actividad comercial en Europa, durante de la Baja Edad, fue el del mar
Mediterráneo. Los comerciantes del norte de Italia controlaron el comercio de
productos con el oriente a través de Constantinopla. Los productos orientales
eran muy apreciados en Europa: sedas, perfumes, piedras preciosas, y sobre todo
las especias (pimienta, canela, nuez moscada, clavo de olor), que se
convirtieron en ingredientes fundamentales de las comidas europeas.
La intercambio de
productos con Oriente se interrumpió cuando los turcos otomanos tomaron
Constantinopla, en
1453. esta situación hizo surgir entre
los comerciantes europeos la necesidad de buscar nuevas rutas a las Indias por mares libres de musulmanes. Por ello
comenzaron la exploración del Océano Atlántico.
B.
BÚSQUEDA DE RIQUEZAS
Los estados europeos de
la época buscaban la incorporar territorios para cultivar de caña de azúcar,
por la gran demanda de azúcar que se tenía. Además se buscaba esclavos, para
utilizarlos como mano de mano de obra en el trabajo en los cañaverales.
También en esa época el oro por lo que los
reyes europeos del siglo XV buscaban dicho metal para poder solventar los
gastos y las guerras de sus estados. También necesitaban el oro los burgueses
para sus actividades comerciales. La
escasez del oro impulso la necesidad de obtenerlo en tierras lejanas.
C.
ESPÍRITU AVENTURERO Y DE LUCRO
Los hombres de Europa
mantenían el espíritu guerrero de las cruzadas. Ellos pensaban encontrar en
algún lugar de África o Asia a un legendario personaje, llamado Preste Juan,
quien podía ayudarlos a derrotar a los musulmanes.
También tenían un espíritu
de lucro y aventuras: las historias sobre tierras exóticas,
llenas de riquezas, y el afán de llegar a los desconocido, impulsaron el
espíritu aventurero del hombre europeo. Sus deseos de fama y gloria, así como
la búsqueda de riquezas y prestigio que mejoraran su
situación social, lo llevaron a realizar intrépidas expediciones
descubridoras.
D.
BÚSQUEDA DE TIERRAS
Las monarquías europeas
necesitaban ampliar sus fronteras para conseguir nuevas
tierras, riquezas y súbditos. Esto las llevo a apoyar los diversos proyectos de
navegación para descubrir nuevas tierras. A ello, se suma una motivación de
tipo religiosa, se deseaba ganar nuevos seguidores para
la Iglesia Católica.
E. ADELANTOS CIENTÍFICOS Y TECNOLÓGICOS
Los viajes de navegación e invasión de las nuevas tierras sólo se pudieron realizar debido a la utilización de adelantos técnicos y científicos.
El proyecto de realizar largos viajes
requería de conocimientos e instrumentos que ayudaran a los navegantes a
orientarse en alta mar. Los conocimientos
geográficos y astronómicos que se tenían presentaban muchas deficiencias, y no
permitían viajes de navegación seguros.
Entre los conocimientos
científicos e instrumentos técnicos que se utilizaron tenemos:
· Los
portulanos, fueron mapas elaborados en base a la experiencia en la
navegación. Se comenzaron a elaborar a partir del siglo XIII por cartógrafos
italianos y catalanes. Ellos se representaban
el trazo de las costas de un territorio, especialmente del mar Mediterráneo y
el mar Negro. En ellos se señalaban los ríos, bahías, ubicación de puertos
conocidos y obstáculos.
· Los
libros de pilotaje, que recopilaban las instrucciones de los pilotos,
también incrementaron los conocimientos de geografía marítima.
· La
brújula fue un invento realizado
por los chinos. Los árabes lo introdujeron en Europa donde comenzó a utilizarse
en el Mediterráneo desde el siglo XII. A la aguja imantada que tenia, se le
agregó la rosa de los vientos, un dibujo que marca los puntos cardinales.
Gracias a estos instrumentos, los marinos no dependían
de los cielos despejados para orientarse.
· El astrolabio fue
un instrumento diseñado por los astrónomos árabes en el siglo X. Se le utilizó
en el siglo XV para medir la altura de los astros. Permitía determinar la
altura de la estrella polar sobre el horizonte y, así, calcular la latitud en
la que se encontraba el barco.
· La
carabela era un barco de
dimensiones medianas (medía entre 20 y 30 metros de largo por 8 metros de ancho),
fuerte y fácil de manejar. Podía llevar una tripulación de hasta veinticinco
hombres. Tenía tres mástiles y varios tipos
de velas. Las tradicionales velas cuadradas le daban velocidad, y las velas
triangulares o velas latinas ampliaban su capacidad de maniobra, al adaptarse a
la dirección de los vientos. Su escaso calado le permitía acercarse a las costas sin mayores riesgos.
· La
nao era un barco más grande que se utilizó en los viajes
posteriores, a fines del siglo XV, ya que se requería transportar mayor volumen
de productos.
· Un elemento nuevo fue
el timón móvil que se articulaba a la popa y se manejaba mediante una rueda desde la cubierta del barco. Tenía más
capacidad de giro que sus antecesores, y exigía menos fuerza del timonel. Además,
permitía navegar contra el viento, evitando bruscos cambios de ruta. Esto dio
seguridad a los marinos, que antes temían no poder regresar a sus puertos.
LOS VIAJES DE LOS PORTUGUESES
En la Europa del siglo
XV varios Estados estaban en condiciones de iniciar un proceso de
expansión marítima. Pero los países de la Península Ibérica, Portugal y España,
tenían mayores ventajas sobre los demás. Por
esta razón ambos países fueron los primeros en impulsar la expansión europea
hacia el Nuevo Mundo.
1.
ANTECEDENTES DE LA EXPANSION EUROPEA
Una situación geográfica
favorable
La estratégica posición
geográfica de Portugal y España les dio una ventaja enorme. Ambos países se
ubican en la zona de encuentro del mar
Mediterráneo con el océano Atlántico, por lo que les fue fácil navegar este océano.
Experiencia de
navegación acumulada
Hasta el siglo XV, los
navegantes de España y Portugal habían acumulado una enorme experiencia de
navegación que les había permitido llegar a los archipiélagos del
Atlántico como las islas Azores, las Madeira y
las Canarias.
A mediados del siglo XV, la costa africana,
la costa mediterránea y los archipiélagos en el Atlántico ya eran muy conocidos
para los portugueses y españoles. Tal es así que ambos países. Mediante el Tratado
de Alcazovas-Toledo (1479) determinaron
las respectivas zonas de expansión por el Atlántico de la siguiente manera: se aseguraba la ruta africana de Guinea a Portugal; y
España se le dio posesión sobre las islas Canarias.
El espíritu de cruzada
La Península Ibérica había estado invadida
por los musulmanes desde el siglo VIII,
pero sólo en el siglo XIII comenzaron las guerras de reconquista para
expulsarlos de la Península Ibérica.
Portugal logró su unidad territorial a fines del siglo XIII, mientras
que España terminó de expulsar a los musulmanes recién en 1492. La
guerra constante contra los «infieles» hizo surgir entre portugueses y
españoles una idea de cruzada, de guerra santa contra los musulmanes. Este espíritu de cruzada fue un factor
importante que los impulso a llegar a otras tierras, que se suponían habitadas
por musulmanes.
2.
LA ESCUELA NÁUTICA DE SAGRES
Durante el siglo XV
Portugal exploró poco a poco, de manera organizada, la costa occidental de
África, con el objetivo de encontrar una ruta en el sur de África que les
permitiera cruzar para llegar a la India. Los reyes portugueses apoyaron todos
los proyectos, sobre todo, Enrique el
Navegante (1394-1460), hijo del rey Juan I.
Muy apasionado de la
navegación y el estudio, Enrique el navegante, fundó en Sagres, cerca del cabo
de San Vicente, un espléndido centro científico y náutico, en el que bajo la
supervisión de una Junta de Matemáticos se elaboraron mapas, se formaron
marinos y se investigaron técnicas de navegación. A dicho centro se le denomina
la Escuela Náutica de Sagres, en ella se acumularon experiencias de gran valor
que convirtieron a este centro en el principal impulsor de las expediciones
portuguesas en el Atlántico.
3.
LOS PORTUGUESES Y LA EXPANSION
EUROPEA
A. Los primeros descubrimientos portugueses
En el año 1415, la
armada portuguesa sitió y ocupó la ciudad musulmana de Ceuta (Marruecos),
esta ciudad era uno de los principales puertos comerciales musulmanes sobre el Mediterráneo. Allí llegaban
las caravanas con el oro extraído en la región de Sudán.
En esta primera etapa
(hasta 1434, año en el que llegaron al cabo Bojador) el avance por las costas
occidentales de África fue muy lento.
Los portugueses tuvieron que estudiar las corrientes marinas,
los accidentes geográficos y, sobre todo, solucionar el problema del regreso,
con vientos y corrientes marinas en contra. Este último problema fue
solucionado con la «volta do mar», que consistía en internarse en alta mar con
rumbo noroeste hasta encontrar los vientos del oeste que impulsaran las naves
hasta la costa europea.
Pocos años más tarde,
los portugueses llegaron a Cabo Blanco, y muy cerca, en la isla de Arguim, instalaron el primer asentamiento comercial permanente. En este
lugar los portugueses obtenían oro en polvo y esclavos (nativos de otras tribus que habían sido
capturados en alguna guerra local),
a cambio ellos entregaban trigo, telas y otros productos. Más al sur, en las
costas de lo que hoy es Ghana,
encontraron: además de oro y esclavos, pimienta, marfil y aceite de palma. Para
defender el monopolio de este comercio, codiciado por los marinos
españoles y genoveses, establecieron en 1481 la factoría-fuerte de San Jorge de La Mina.
B.
El descubrimiento del cabo de la
Buena esperanza.
En 1488 los avances
logrados por los portugueses llevaron al extremo sur de África a Bartolomé
Díaz hasta
el cabo de las Tormentas, bautizado
por el rey portugués como de Buena Esperanza. El viaje de Bartolomé Dias fue
fundamental dentro del proceso de expansión de los portugueses; ya que, con la
llegada a este lugar encontraron el ansiado pase para doblar África y poder
llegar a la India.
C.
Arribo a la India
Aprovechando la
experiencia de los marinos que lo precedieron, el navegante portugués Vasco
da Gama partió hacia Calicut,
uno de los más importantes mercado de especias que tenia la
India.
Realizó la primera
parte de su travesía por alta mar. Cuando navego por la costa oriental de África
hizo escala en varias ciudades comerciales controladas por los comerciantes
árabes para
abastecerse de alimentos. En Malindi, Vasco da Gama encontró la ayuda de un experto piloto musulmán que lo condujo sin
problemas hasta el puerto de Calicut, en la India, donde desembarcó en 1498. A
partir de dicho viaje los comerciantes portugueses acapararon el comercio de
las especias con la India.
Posteriormente, en 1500,
el navegante Pedro Álvarez de Cabral arribo a los costas de Brasil
convirtiéndose en la única colonia portuguesa en América.
LOS VIAJES DE LOS
ESPAÑOLES
1.
CRISTÓBAL COLÓN Y LA CAPITULACIÓN
DE SANTA FE
Colon probablemente nació en la ciudad de
Génova. Desde muy niño su vida estuvo vinculada al quehacer de los navegantes.
Visitó Portugal, lugar donde tenía vínculos muy estrechos los miembros de la
escuela Náutica de Sagres. Sus arduos
estudios de temas geográficos, astronómicos, navegación, etc, lo llevaron a la
conclusión que la tierra era redonda.
Según el proyecto de
Colón la Tierra tenía un diámetro mucho menor que el que efectivamente tiene,
que el mar que está depositado sobre la tierra era uno solo; y, que por lo
tanto se podía llegar al oriente (India) navegando hacia el occidente a través
del océano Atlántico.
Colon presento su
proyecto a la corona portuguesa, pero el rey Juan II
se negó a financiarlo rechazándolo por
completo. Luego visito el reino de Castilla, lugar donde su proyecto fue
rechazado por los sabios Salamanca y Burgos, para quienes la empresa resultaba
muy riesgosa. Después de muchos inconvenientes los Reyes Católicos aceptaran financiar el
proyecto de Colon.
El 17 de abril de 1492
se firmó un documento denominado la Capitulación de Santa Fe, que fue
fundamental para la invasión de América. En este documento las partes
fueron: Cristóbal Colón y los Reyes Católicos, en el se establecieron todos los
acuerdos para la empresa de Cristóbal Colon. La Corona española se obligó proveer los recursos económicos y la
tripulación para que Cristóbal Colon pudiera realizar su viaje, se le entregó a
Colón los títulos de Almirante, Virrey y Gobernador de las tierras desconocidas
a las cuales llegase, se le concedió la exclusividad de la navegación hacia el
oeste por el Océano Atlántico; además, de entregarle el diez por ciento de las
riquezas que encontrase en las tierras desconocidas. Por su parte, Colon se
comprometió a realizar los descubrimientos en nombre de la corona española.
2.
EL PRIMER VIAJE DE CRISTÓBAL COLÓN
El 3
de agosto de 1492, Colón partió del puerto de Palos con el objetivo de encontrar una ruta comercial hacia las
Indias navegando hacia el oeste a través del Océano Atlántico. Partió con tres
carabelas: la Niña, la Pinta y la Santa María. Su tripulación estaba conformaba
por aproximadamente 190 hombres, muchos de ellos ex presidiarios. El primer punto al que arribaron en su largo
viaje fue las Islas Canarias, luego de lo cual se internaron en el Atlántico.
La viaje duros más de un mes, según el
proyecto de Colon era el tiempo suficiente para arribar a la India. Durante el
viaje hubo mucho pánico e intentos de amotinamiento de la tripulación, que
fueron resueltos por Colon.
El 12 de octubre de 1492, vieron tierra por
primera vez. El primero lugar al que arribaron fue la isla Guanahaní (archipiélago de Lucayas),
a la que Colón bautizó como San Salvador.
Después de recorrer otras islas, descubrieron la isla de Cuba, a la que bautizaron
como Juana, en homenaje a la hija de los Reyes Católicos. Posteriormente, descubrieron la isla de Haití, a la que denominaron La Española. Allí, con los restos de la
Santa María, levantaron el fortín de la
Navidad, donde Colón dejó una guarnición de hombres. Poco después inició
el regreso a España. Colón siempre creyó que habían llegado a la India, es por ello que los habitantes de los
territorios que visitaron fueron llamados indios de manera equivocada.
3.
LAS BULAS ALEJANDRINAS Y EL TRATADO
DE TORDESILLAS
El descubrimiento de
Colón genero recelo de la corona portuguesa que estuvo a punto de generar un
conflicto entre España y Portugal. con España. El Papa Alejandro VI medio en
el conflicto, para ello emitió una serie de
bulas, denominadas las Bulas Alejandrinas. En estos documentos el Papa dividió
el mundo entre España y Portugal teniendo como referencia una línea trazada del polo norte al polo sur, a una distancia de cien leguas al occidente de las islas
Azores. Todo lo que se encontraba al oeste de esta línea eran las posesiones de
España; y, las que se encontraban al este eran para Portugal.
La delimitación
territorial impuesta por el Papa Alejandro VI, no fue aceptada por la corona
portuguesa, por lo que en 1494 firmó con España el Tratado de
Tordesillas. Mediante este tratado se modificó la línea divisoria
impuesta por el papa, en su reemplazo se trazo otra a
370 leguas al oeste de las islas Cabo Verde.
4.
SEGUNDO VIAJE (1493 A 1496)
A su regreso, Colón organizó el segundo
viaje. Con este viaje comienza la colonización de América. Es esta oportunidad
tuvo una tripulación de cerca de 1500
hombres en diecisiete barcos. Trajo a las nuevas tierras: animales, instrumentos de labranza y semillas;
todos necesarios para iniciar la colonización de América..
Cuando visitó la isla
de la Española encontró destruido el
fuerte Navidad y muertos a los hombres que había dejado. En esta isla fundó La
Isabela, que está considerada como la primera ciudad española en el nuevo
mundo, le puso ese nombre en honor a la
reina. En este segundo viaje también
descubrió la isla de Jamaica.
5.
TERCER VIAJE (1498-1500)
En este viaje dirigió más
al sur de sus anteriores viajes. De esta forma llegó a la isla Trinidad,
muy cercana a la costa de Venezuela. Exploró
parte del litoral y por primera vez los españoles llegaron a tierra firme americana. Cuando llegó a La Española encontró graves
problemas entre los colonos. Las quejas llegaron hasta la península y los reyes
enviaron a Francisco de Bobadilla como
comisionado. Éste tomó prisionero a Colón y lo envió encadenado de regreso a
España.
6.
CUARTO VIAJE (1502-1504)
En este viaje Colón
arribó a tierra firme, en la zona de Honduras, y
exploró el
litoral de América Central.
Con
la muerte de la reina Isabel en 1504, Colón perdió a su más decidida protectora. Dos años después, el 21 de mayo de
1506, murió en Valladolid, convencido de que había llegado al Asia.
invasión y conquista del Tahuantinsuyo
I: ANTECEDENTES
1. División de la tierra firme
A partir del descubrimiento
de América, los españoles fueron explorando y conquistando territorios y
poblaciones de nuestro continente (desde la isla la Española), estableciéndose
en tierra firme. Esta región se encuentra ubicada en las costas atlánticas de
Costa Rica, Panamá, Colombia y Venezuela. En 1508, el rey don Fernando el
Católico, aprobó la Capitulación de Burgos para autorizar la exploración y
conquista de la tierra firme. El territorio fue dividido en dos gobernaciones:
A.
Nueva
Andalucía
Abarcó las costas de
Colombia y Venezuela, y su primer gobernador fue Alonso de Ojeda; fundó el
fortín de San Sebastián (primer asiento español en tierra firme). Luego fue
reemplazado por Martín Enciso. En 1510 Vasco Núñez de Balboa funda Santa María
la Antigua (la primera ciudad de tierra firme). Posteriormente Balboa asumió el mando de la gobernación.
B.
Castilla
de Oro y Veragua
Abarcó las costas de Costa
Rica y Panamá; su primer gobernador fue Diego de Nicuesa. En 1519, Pedro Arias
Dávila (Pedrarias) funda la ciudad de Nuestra Señora de la Asunción de Panamá
con el propósito de que sirva de base a todas las expediciones que partirían en
busca del Tahuantinsuyo.
2. Primeras
noticias del Tahuantinsuyo
A.
Balboa
Balboa descubre
el mar del Sur el 25 de septiembre de 1513. Lo hizo tras franquear penosamente el llamado «Tapón del
Darién». El descubrimiento del Mar del Sur, posteriormente denominado, Océano
Pacífico permitió a los españoles escuchar por vez primera noticias acerca de
la existencia de ricas tierras ubicadas más al sur, donde se podría encontrar
oro en abundancia. Quienes escucharon la novedad dijeron que la contó Panquiaco, hijo del cacique Comagre; voces no
confirmadas agregaron que mencionó a gobernantes poderosos.
B.
El
señorío de Birú
Pascual de Andagoya también
tuvo noticias del gran territorio del sur. Pasó a Tierra firme con Pedrarias en
1514. Regresó a Panamá en 1522, pero lo más importante es que al año siguiente
fue nombrado Visitador General de los indios de Castilla del Oro (Panamá y
Costa Rica). Como tal, estuvo visitando todos los cacicazgos del golfo de San
Miguel, entre ellos el de Chochama, y avanzó más hacia el sur con los indios
chochameños, cruzó un río y encontró una fortaleza defendida por guerreros del
señor del Birú. Sometió a la región y consiguió la alianza de dicho señor como
nuevo aliado, con el que avanzó hasta la desembocadura del río San Juan. Sin embargo, la salud de Andagoya
era muy delicada, razón por la que regresó a Panamá y le entregó al Gobernador
Pedro Arias Dávila (Pedrarias) una «Relación de su viaje». Desde 1523, Andagoya
denominaba a estas tierras como Birú posteriormente al legendario país del oro
se le llamaría Perú.
3.
PACTO DE PANAMÁ: LOS SOCIOS Y LA HUESTE CONQUISTADORA
Al cabo de varios años de haber escuchado las
primeras noticias sobre el Perú, Pizarro se encontraba en Panamá gozando de
cierta solvencia económica, poseía experiencia como conquistador y había
desarrollado facultades de caudillo. En tales circunstancias estaba en
condiciones de seguir probando suerte para alcanzar todo el honor, fama y
fortuna que un «indiano» pudiera esperar y estaba seguro de que lo conseguiría
si hallaba el fabuloso país con el que soñaban todos los que escucharon hablar
de él.
Fue así como consiguió el interés de su socio Diego de Almagro y
el del clérigo Hernando de Luque, testaferro de Gaspar de Espinosa, importante
banquero de Panamá y uno de los más conocidos gestores de las expediciones de
conquistas iniciadas allí.
Finalmente se llegó a un acuerdo: Pizarro dirigiría la empresa,
Almagro tomaría a su cargo la formación de la tropa cuidando siempre de que
estuviese abastecida y Luque asumiría la dirección espiritual de los nuevos
territorios. La inversión se asumiría entre los socios principales; las
ganancias se repartirían entre los inversionistas, incluyendo a quienes habían
facilitado las licencias, entre los cuales se hallaba probablemente el
gobernador de Panamá, Pedrarias Dávila. Los tres socios estaban entusiasmados
con el proyecto y se concentraron en llevarlo a cabo. Así se formó una compañía
de inversionistas, como ocurrió con las expediciones españolas de entonces: a
partir de ella se constituyó la hueste perulera.
La empresa de la conquista
fue llamada también la «Empresa perulera» o «Empresa del levante». Fue un
negocio privado que la corona española tomó como un proyecto político. Los tres
principales socios juraron con una misma hostia.
1.
Francisco Pizarro: Jefe
de la empresa
2.
Diego de Almagro: Proveedor
universal
3.
Hernando de Luque: Procurador
y financista
4.
Pedro Arias: Cuarto
socio minoritario
5.
Gaspar de Espinoza: Segundo
financista
4. FRANCISCO PIZARRO
Francisco Pizarro nació en Trujillo de Extremadura el año de 1478
y fue hijo bastardo de un hidalgo y de una humilde campesina del lugar. Tras
actuar como soldado en Italia, retornó a
España y pasó a América como paje de Nicolás de Ovando, gobernador de la
Española. Fue lugarteniente de Alonso de Ojeda en sus expediciones a Venezuela
y Colombia. Con Martín Fernández de Enciso fundó la primera ciudad del
continente, Santa María la Antigua de Darién (costa atlántica de Panamá).
En 1513 acompañó a Vasco Núñez
de Balboa, como su lugarteniente, al descubrimiento del Mar del Sur. Durante
esta expedición, los españoles, en medio de su disputa por algunas onzas de
oro, oyeron de Panquiaco, hijo del cacique Comagre, las primeras noticias sobre
la existencia de un gran imperio hacia el sur.
En 1519 participó con Pedrarias
Dávila en la fundación de la ciudad de Panamá, de la cual fue alcalde en varias
oportunidades y tras el fracaso de Pascual de Andagoya en su expedición al sur,
decidió unirse a dos amigos para iniciar la conquista del mítico Birú.
LOS VIAJES DE PIZARRO
1.
PRIMER VIAJE DE FRANCISCO PIZARRO
A fines de 1524, partió Pizarro en un navío del puerto de Panamá
con cien soldados y algunos perros de guerra. El barco se internó en el Mar del
Sur, llegando hasta el Puerto de Piñas, donde todos desembarcaron, solo
encontraron montañas y árboles.
Días después, siempre siguiendo la costa, se descubrió el primer
pueblo de indios. Volvió a desembarcar Pizarro con sus hombres, pero los
naturales habían abandonado la aldea, huyendo presurosamente al monte con sus
mujeres e hijos. En su fuga dejaron una olla con restos humanos, lo que hizo
ver que estaban en un poblado de antropófagos. Lo llamaron Puerto del
Hambre.
El último punto en el que desembarcó Pizarro fue el Fortín del
Cacique de las Piedras. Hallaron el lugar abandonado y sin nada de comer.
Pero esa misma noche estando dormidos los soldados los indios atacaron y
cayeron por sorpresa sobre los españoles. Pizarro dirigió personalmente la
defensa, pero no logró frenar la furia de los indios. Resultaron siete heridos
de sangre y algunos soldados lo arrastraron para evitar que cayera prisionero.
Cerca de veinte soldados fueron heridos con lanzadas en la cabeza y flechazos
en el cuello. Los españoles tuvieron que retirarse a su navío, el que se alejó
presuroso de la costa.
Francisco Pizarro retrocedió a la playa de Chochama cerca
de Panamá, dispuesto a esperar a Almagro. Este llegó con otro barco algún
tiempo después. Había navegado con soldados de refresco hacia el sur, buscando
a su compañero, pero no lo había podido encontrar. Sin embargo encontró al belicoso
Cacique de las Piedras y sus indios, con experiencia en la lucha con hombres
blancos, les salieron al encuentro los derrotaron y le quebraron a Almagro un
ojo de un flechazo. Iracundo incendió el Fortín, por lo que tomó el nombre de Pueblo
Quemado. Posteriormente con
sus heridas abiertas, los dos amigos se abrazaron en la playa de Chochama,
punto donde terminó el primer viaje.
2.
SEGUNDO VIAJE DE FRNCISCO PIZARRO (1526 -
1527).
Pizarro y sus hombres partieron de Chochama y llegaron al río San
Juan, donde desembarcaron dispuestos
a explorar el interior. Mientras tanto el piloto Bartolomé Ruiz por orden de
Pizarro, pasó a reconocer las costas. En su camino hizo un importante hallazgo:
una balsa con comerciantes de origen tallán procedentes de una ciudad a la
que llamaban Tumbes. Tres de ellos
se unieron a la expedición: eran Fernandillo, Felipillo y Francisquillo.
Así mismo, durante su recorrido Ruiz había cruzado de norte a sur, por el
Pacífico, la línea ecuatorial.
Partieron nuevamente hacia el sur y bajaron a tierra en la bahía
de San Mateo desde donde continuaron a pie, atravesando las tierras de
los Barbacoas y Atacames. Cansados de las duras jornadas, de los
encuentros con los indios, los hombres de la expedición exigieron a Pizarro
retornar a Panamá. Avanzaron todavía hasta el río Tempula, bautizado por los
españoles como Santiago y reembarcaron. El nuevo destino fue una isla a la que
se ha dado el nombre de isla del Gallo. Una vez allí y casi en secreto, Almagro
abandonó la isla para regresar a Panamá y traer nuevos hombres de refuerzo.
Maña se dieron algunos descontentos para remitir una nota al gobernador de la
capital del Darién. La nota fue envuelta en un ovillo de algodón. Ella decía:
Pues señor
gobernador,
Miradlo bien por
entero,
Que allá va el
recogedor
Y
aquí queda el carnicero
Gobernaba Panamá por entonces Pedro de los Ríos, en reemplazo de
Pedrarias Dávila. Preocupado por la suerte de estos hombres de los Ríos remitió
a Juan Tafur, quien, una vez en la isla, conminó a Pizarro a retornar a Panamá.
Como no estaba dispuesto a ver el fracaso de su empresa, Pizarro instó a sus
hombres a no echarse atrás y trazando con su espada una raya en la arena les
dio a elegir: regresar a Panamá, a la vergüenza y la pobreza o cruzar la raya y
continuar con él hacia el sur donde les esperaba la honra y la riqueza. Trece
hombres decidieron acompañarlo. Son conocidos como los Trece del Gallo.
Tafur trasladó a los trece a la isla de la Gorgona, donde había
más alimentos. Allí esperaron muchos meses hasta que un día avistaron la nave
del buen Ruiz que retornaba en su búsqueda. Pizarro ordenó continuar la marcha
hacia el sur. Tiempo después avistaron una ciudad, la que supieron era Tumbes.
Aparecía amurallada y les traía un vago recuerdo de Valencia, por eso la
bautizaron como Nueva Valencia de la Mar del Sur. Los amistosos nativos los
invitaron a bajar. Se ofreció Antonio de Molina, quien regresó entusiasmado. Lo
siguió Pedro de Candia, el griego. Pero había que continuar. Así, siguieron
navegando hasta que avistaron la desembocadura de un río, al que, después
sabrían, los nativos llamaban Saucha y los españoles llamarían Santa. Al
fondo se podía apreciar una cordillera a la que nombraron Sierra Morena. Hoy se
le conoce como Cordillera Negra. Llegados a este punto decidieron retornar a Panamá.
3.
CAPITULACIÓN DE TOLEDO (1529)
Pizarro, desde Panamá,
partió rumbo a España llevando, como era costumbre, pruebas de su
hallazgo a fin de interesar al rey Carlos I de España (o Carlos V, emperador de
Alemania) con tres indígenas, algunos camélidos, oro, cerámica, etc.
Luego de varios inconvenientes que fue arreglando a través de una
compleja red de influencias, pudo por fin entrevistarse con los miembros del
Real Consejo de Indias en la ciudad de Toledo. Después de escuchar los
argumentos del conquistador y de examinar por lo que había llevado, los
consejeros recomendaron la firma de los acuerdos acostumbrados en varias
capitulaciones; la más importante se suscribió el 26 de julio de 1529. Todas
ellas las firmó la emperatriz Isabel, esposa de Carlos V.
Las condiciones que se establecieron en
la capitulación de Toledo, fueron las siguientes:
1. Da a Pizarro
el privilegio del descubrimiento y conquista de toda la región comprendida
entre el Río TEMPULA
o SANTIAGO (Ecuador)
y las 200 leguas al sur de este punto.
2. Le
da los títulos de GOBERNADOR de NUEVA CASTILLA (Perú), Capitán General,
Alguacil Mayor y Adelantado, y derecho a percibir un elevado sueldo.
3. Concede
a Almagro la Gobernación de la Fortaleza de Tumbes, se le asciende a la
categoría de hidalgo y se le da el derecho a cobrar un sueldo menor al de
Pizarro.
4. Hernando
de Luque recibe el Obispado de Tumbes y el título de Protector de los indios.
5. A
los hidalgos de la hueste de la isla del Gallo se les nombra Caballeros de
la Espuela Dorada.
6. A
los no hidalgos se les concede dicho grado.
7. A
Bartolomé Ruíz se le nombró Piloto Mayor de la Mar del Sur.
Luego de firmada la capitulación,
Pizarro invita a participar en la conquista a sus tres hermanos: Hernando,
Gonzalo, Juan Pizarro y a Martín de Alcántara y con ellos retorna a América.
4.
EL TERCER VIAJE DE FRANCISCO PIZARRO (1531 - 1532)
Conseguidas las capitulaciones que le aseguraban a Pizarro
privilegios para explorar y conquistar la tierra, partieron de Panamá en
los primeros meses de 1531. Conducidos por el piloto Ruiz llegaron a la Bahía
de San Mateo, de donde siguieron a pie atravesando los poblados de Atacames y
Cancebí hasta llegar a la península de Coaque. Allí muchos hombres fueron
atacados por la enfermedad de la verruga que los desfiguró terriblemente. En
esas circunstancias arribó, procedente de Nicaragua, el capitán Sebastián de
Belalcázar quien se incorporó a la hueste. Llegados a Puerto Viejo, el curaca
de la Puná los invitó a visitar su isla. Poco duró la amistad, pues terminaron levantándose
contra los españoles. La llegada providencial del capitán Hernando de Soto,
futuro descubridor del Mississipi, les permitió liquidar el movimiento.
Continuaron hacia Tumbes a la que encontraron destruida. Allí los nativos
atacaron a los expedicionarios matando cruelmente a tres de los hombres. Pero
había que continuar. Tiempo después encontraron la amistad del curaca de
Poechos, llamada Maizavilca, quien los acogió. Pero sin saberlo los españoles,
durante su estadía un orejón, espía de Atahualpa, seguía todos sus movimientos
y pudo informar al Inca que eran simples mortales, pero contaban con armas
poderosas, unos extraños animales (los caballos) y perros de guerra. Para
Pizarro era tiempo de establecer una población española en el territorio y tras
visitar los valles aledaños, optó por fundar la ciudad de San Miguel en el
sitio de Tangarará, actualmente la ciudad de Piura. Era el 15 de julio de 1532
y ésta sería la primera ciudad fundada por los españoles en el Perú. Poco
después Pizarro partía para el gran encuentro con el Inca en Cajamarca.
5. LA CAPTURA DE CAJAMARCA
Los conquistadores iniciaron su ascenso a la sierra hasta
Cajamarca, adonde llegaron el 15 de noviembre. Pizarro ordenó que la hueste se
instalara en la ciudad y envió a Hernando de Soto y luego a Hernando Pizarro a
visitar al Inca a su campamento de Pultumarca, donde existían unas fuentes
termales, e invitarlo a una entrevista.
El Inca ofreció chicha a los recién llegados y los amonestó por
haber tomado cosas que no les pertenecían. Ante las promesas de amistad que le
hicieron los españoles, se dice que Atahualpa les sugirió que fueran a combatir
contra un grupo de sus enemigos y, posteriormente, aceptó entrevistarse con
Pizarro.
Atahualpa venía en medio de un gran desfile ritual, que incluía
gente que iba limpiando el camino, bailarines y músicos que diseñaban un
entorno ritual, y otros cerraban el cortejo reordenando el camino. En medio
estaban los cargadores de las andas del Inca. Este Inca venía en una litera de
oro y llegó al centro de la plaza, donde debió sorprenderse al no ver a nadie
que saliera a su encuentro. Al cabo de un momento, se le acercó fray Vicente
Valverde, quien había sido encargado de leer al Inca un documento que los
conquistadores llamaban el «requerimiento».
Según lo había dispuesto al rey de España, los conquistadores
debían «pedir» o «requerir» a las autoridades nativas que se sometieran
voluntaria y pacíficamente a la autoridad del rey y aceptaran que se les
enseñara la religión católica. Debían advertirles que, en caso de rechazar esta
propuesta, los españoles los someterían por la fuerza. Así, pues, se afirma que
el requerimiento que leyó Valverde decía todo eso, además de un resumen de la
historia de España y de su monarquía.
Naturalmente, el Inca no había comprendido nada (los traductores
no tenían capacidad suficiente) y, en aquella situación de incomunicación
radical entre indígenas y españoles, arrojó al suelo la Biblia o el breviario
que le alcanzó el sacerdote. Acto seguido, se inició la arremetida de una
aguerrida aunque atemorizada hueste contra una numerosísima cantidad de no
menos asustados nativos. Victoriosos los primeros, el Inca cayó preso luego de
ser derribado de su litera, mientras los cadáveres de los segundos quedaban
dando cuenta del sangriento suceso.
Los cronistas españoles relatan que Atahualpa insistió en llegar a
una alianza con los españoles y que ofreció entregarles oro y plata en
cantidad. En aquel juego de equivocaciones, los hispanos entendieron la entrega
como un rescate al modo occidental.
Los conquistadores determinaron la muerte del Inca llevados por
numerosos motivos entre los que podemos mencionar la situación de inseguridad
en la que se sentían, el afán por consolidar su dominio tan rápidamente ganado,
el etnocentrismo y la arrogancia.
En efecto, Atahualpa fue ejecutado en Cajamarca el 26 de julio de
1533, acusado formalmente, entre otras cosas, de polígamo, heliólatra, fratricida,
hereje de preparar un ataque contra los españoles y
de haber ordenado el asesinato de Huáscar.
Inicialmente se condenó a la
hoguera pero tras su bautizo, fue sentenciado al garrote.
Tras la muerte de Atahualpa, Pizarro
eligió inca a Túpac Huallpa (Toparpa), llamado «inca títere». Luego se
dirigieron al Cusco, la capital de Tahuantinsuyo.
LA
REBELIÓN DE MANCO INCA
1.
Introducción
Anteriormente
hemos estudiado que los españoles llegaron al Perú, capturaron al Inca y luego
iniciaron el reparto del territorio recién ocupado. El proceso que hemos estudiado
anteriormente, podría sugerirnos que la conquista del Perú se llevó a cabo sin
mayores complicaciones, sin embargo esta impresión no es totalmente correcta.
La élite
del Tahuantinsuyo se reorganizó después de la toma de Cajamarca y mantuvo un
importante movimiento de resistencia contra la presencia española desde 1536
hasta 1572. Este movimiento fue iniciado por Manco Inca, hermano de Atahualpa,
y lo continuaron sus sucesores. Todos ellos son conocidos como los Incas de
Vilcabamba por el lugar que les sirvió de refugio durante los años que duró la
resistencia.
2.
MARCHA AL
CUSCO
En compañía de Túpac Huallpa, a quien Pizarro había
nombrado «rey» en Cajamarca (en ese momento ningún cronista conocía todavía la
palabra Inca) y, llevando en calidad de prisionero a Calcuchimac, personaje de
la élite incaica que apoyaba a Atahualpa,
el grueso de la hueste conquistadora emprendió la marcha hacia el Cusco.
Durante
el viaje, en Jauja, murió súbitamente Túpa Huallpa y fue ejecutado
Calcuchímac, bajo la acusación de haber
envenenado al primero. Después de ello, Francisco Pizarro reconoció a Manco
Inca como soberano del Tahuantinsuyo y
ambos marcharon hacia el Cusco.
Manco
Inca, hijo de Huayna Cápac, no aceptaba a su hermano Atahualpa como inca. Por
eso, cuando llegaron los españoles se alió con ellos con el fin de expulsar a
los hombres de Atahualpa -liderados por el general Quisquis-, de lo que
consideraba su territorio.
Con el tiempo, los antiguos
aliados se convertirían en enemigos irreconciliables.
Arribaron a la ciudad sagrada de los incas el 15 de noviembre de
1533 pasando en el trayecto por las localidades de Cajabamba, Huamachuco,
Andamarca, Huailas, Caraz, Cajatambo y Bombón (Junín).
3.
LA REBELIÓN DE MANCO INCA
A.
Causas
Una vez eliminada la resistencia de los hombres de Atahualpa,
Manco Inca se estableció en la ciudad del Cusco como el nuevo inca del Tahuantinsuyo.
Sin embargo, Juan y Gonzalo Pizarro, que se encontraban al mando de los
españoles en esa ciudad, se negaron a reconocerlo como tal. Por el contrario,
lo maltrataban constantemente y le exigían que les entregara todo el oro y
plata del Cusco.
Manco Inca, indignado con la actitud de los hermanos Pizarro,
trató de huir en dos ocasiones, pero fue capturado y llevado prisionero a una
celda oscura con una cadena en el cuello. En esta deplorable situación lo
encontró Hernando Pizarro cuando llegó al Cusco como gobernador de la ciudad.
Manco Inca rápidamente se dio cuenta de que Hernando era tan
ambicioso como sus otros hermanos y le comentó que él conocía el lugar donde
estaban escondidas las estatuas de oro de los incas y que podía obsequiárselas si
lo dejaba salir del Cusco para buscarlas. Hernando le creyó, y el inca pudo al
fin escapar de su prisión y refugiarse en el valle de Yucay.
B.
Manco Inca y el cerco del Cusco
Una vez libre, Manco Inca, formó un gran ejército de indígenas y
al mando de éste se dirigió hacia el Cusco. El 3 de mayo de 1536 logró cercar
la ciudad.
Hernando Pizarro, al mando de doscientos españoles y una gran
cantidad de indígenas aliados, decidió defender el Cusco. Los enfrentamientos
fueron terribles, el ejército de Manco Inca incursionó en la ciudad,
incendiando los tejados y cortando todas las fuentes de abastecimiento de
alimentos de la urbe.
Los españoles, presas del pánico, creyeron ver a la virgen María
apagando los incendios y al apóstol Santiago combatiendo contra los indígenas.
La situación de los españoles se agudizó cuando una parte de las
tropas de Manco Inca tomó la fortaleza de Sacsahuamán, pues a partir de este
lugar se podía dominar toda la ciudad.
Desesperados por el hambre y el miedo, los españoles decidieron
retomar la fortaleza. Juan Pizarro fue el encargado de dirigir el ataque y
después de varios días de lucha, la fortaleza fue recuperada. En este combate
murieron Juan Pizarro y el líder quechua, Titu Cusi Hualpa, llamado luego
Cahuide.
C.
El cerco de Lima
Enterado de lo que estaba sucediendo en el Cusco, Francisco
Pizarro envió hasta cinco expediciones para socorrer a sus hermanos. Sin
embargo, ninguna de ellas logró acercarse a la antigua capital del
Tahuantinsuyo. La primera estuvo a cargo de Gonzalo de Tapia, quien fue
sepultado junto con sus soldados por una avalancha de piedras en Huaytará
(Huancavelica) provocada por los seguidores de Manco Inca al mando de Titu o
Quizu Yupanqui (los cronistas no se ponen de acuerdo respecto a su nombre).
La segunda expedición, al mando de Diego Pizarro de Carbajal,
corrió la misma suerte de la anterior en la cuesta de Parcos (Junín). Lo mismo
sucedió en Vilcas (Ayacucho) con la posterior expedición de Juan Mogrovejo
Quiñones y también con la de Alonso de Gaete en Jauja. La quinta expedición
estuvo al mando de Francisco Godoy. Al enterarse de lo ocurrido con las
anteriores, Godoy decidió regresar a Lima. Más de doscientos soldados murieron
en estas expediciones.
El agosto de 1536, Titu Quizu Yupanqui, al mando de miles de
nativos, tomó el cerro San Cristóbal y sitió Lima. Francisco Pizarro encabezó
la defensa de la ciudad y logró derrotar a Titu Quizu Yupanqui cuando éste
intentaba tomar la Plaza de Armas. El líder quechua murió en la batalla y sus
hombres se dispersaron de manera desordenada, alejándose así de la capital.
D.
El fin de la rebelión Manco Inca
Mientras esto sucedía en Lima, Manco Inca mantenía el cerco del
Cusco. Sin embargo, conforme pasaba el tiempo, la situación se hacía más
complicada. Los alimentos comenzaron a faltar y la mayor parte de indígenas
quería regresar a sus campos para atender sus tareas agrícolas. A esto se sumó
la noticia de la llegada de refuerzos para los españoles desde Lima y el
regreso de Almagro el Viejo de su frustrada expedición a Chile. Por ello, Manco
Inca se vio obligado a levantar el cerco del Cusco y refugiarse en la ciudadela
de Vilcabamba. Desde este refugio, el Inca organizó una serie de expediciones
de hostigamiento contra los españoles, pero ninguna de ellas tuvo la magnitud
de la guerra de 1536.
E.
LOS ALIADOS ANDINOS DE LOS ESPAÑOLES
Cuando pensamos en el Tahuantinsuyo, nos imaginamos que todos sus
habitantes eran quechuas. Sin embargo, no debemos olvidar que éste estaba
formado por una gran variedad de pueblos unidos por relaciones de parentesco o
reciprocidad al Inca. De esta manera, cuando Atahualpa fue capturado por los
españoles, muchos de estos pueblos decidieron romper relaciones con su antiguo
líder y establecerlas con los españoles recién llegados.
No es de extrañar, entonces, que numerosos indígenas -como, por
ejemplo, los huaylas, huancas y yungas de Lurigancho, Surco, Pachacámac, Chilca
y Huarochirí-, colaboraran con los españoles en la defensa de Lima. Fue gracias
al apoyo de estos pobladores que Francisco Pizarro pudo derrotar a Titu Qiuzu
Yupanqui cuando éste intentó tomar la plaza principal de la ciudad. El propio
Francisco Pizarro tuvo como mujer a doña Inés Ñusta Huaylas, hija de Huayna
Cápac y, por lo tanto, hermana de Atahualpa.
LOS INCAS
DE VILCABAMBA
1.
MANCO
INCA
Luego del
fracaso de su rebelión Manco Inca se refugió en Vilcabamba con el propósito de
reconstruir el Tahuantinsuyo. En 1545, Manco Inca fue asesinado por unos
almagristas a los que había dado refugio luego de las guerras contra los
pizarristas. Los sucesores del Inca continuaron con el hostigamiento a la
población española pero, al mismo tiempo, iniciaron una serie de negociaciones
con las autoridades coloniales con el fin de llegar a una paz definitiva.
Después
ya de algunos días y años, estos españoles [...] estubieron en compañía de mi
padre en el dicho pueblo de Vitcos, en la mesma casa de mi padre; estaban un
día con mucho regocijo jugando al herron, solos mi padre y ellos y yo, que
entonces hera mochacho, sin pensar mi padre [...] otra cosa, se holgava con
ellos como antes, y en este juego como dicho tengo; yendo el dicho mi padre a
levantar el herron para haver de jugar, cargaron todos sobre él, con puñales y
quchillos y algunas espadas; y mi padre, como se syntio herido, con la rabia de
la muerte procuraba defenderse de una parte y de otra, mas como hera solo y
ellos heran siete y mi padre no tenia arma ninguna, al fin le derrocaron al
suelo con muchas heridas, le dexaron por muerto...»
Titu Cusi
Yupanqui
Instrucción
al Licenciado Lope García de Castro
2.
Sayri Túpac (1557 –
1558)
Sayri Túpac, sucesor inmediato de Manco Inca, fue el
primero en tratar de llegar a un acuerdo con las autoridades españolas. Sin
embargo, las primeras conversaciones que mantuvo con Pedro de La Gasca
fracasaron. Recién en 1558 llegó a un acuerdo satisfactorio con el virrey
Andrés Hurtado de Mendoza.
El virrey logró que Sayri Túpac saliera de Vilcabamba y viniera a
Lima, donde se reconoció vasallo del rey de España. A cambio de ello, se le
otorgó el control sobre el valle de Yucay en el Cusco, zona de gran importancia
económica y religiosa para los antiguos incas.
Sayri Túpac se trasladó al Cusco, donde fue recibido en medio de
grandes celebraciones y fiestas. Pasado un tiempo, el Inca y su coya Cusi
Huarcay decidieron bautizarse en la antigua capital del Tahuantinsuyo, y luego
se retiraron a valle de Yucay, donde Sayri Túpac murió en 1561.
3.
TITU CUSI
YUPANQUI ( 1571 – 1572)
Al morir Sayri Túpac, su hermano Titu Cusi Yupanqui heredó
el mando. El nuevo inca reanudó las hostilidades contra los españoles, llevando
a cabo una serie de incursiones en el valle de Yucay y hostigando a los
mercaderes y viajeros que iban o venían de Lima al Cusco.
Paralelamente, sin embargo, Titu Cusi Yupanqui entró en
negociaciones con las autoridades españolas. Así, en 1566 llegó a un acuerdo
con el presidente de la Audiencia, Lope García de Castro. El convenio fue
conocido como la capitulación de Acobamba (Huancavelica). El pacto consistía
en que Titu Cusi abandonaría Vilcabamba y permitiría el ingreso de doctrineros
a la zona para evangelizar a los indios de Vilcabamba. A cambio, se le
otorgarían los mismos privilegios que se le dieron a su hermano.
Durante el gobierno de Titu Cusi Yupanqui, en 1565 surgió en los
Andes, en Huamnga, un movimiento religioso indígena apodado Taqui Oncoy (enfermedad del canto y del baile) cuyo
principal líder era un personaje llamado Juan Chocne. Éste, acompañado de dos
mujeres, predicaba la unión de todas las
huacas o antiguas divinidades andinas para vencer al dios de los
cristianos y conseguir la reivindicación de los indígenas y de sus costumbres.
Segúin Juan Chocne, las huacas andinas se agrupaban en torno a Pacachacamc y el
lago Titicaca para enfrentarse a los españoles y a los indios cristianizados
por considerarlos traidores a la causa indígena. La «purificación del mundo
andino» alcanzaría a través de enfermedades que, enviadas por las huacas,
atacarían a los extranjeros y causarían su muerte.
A pesar de haberse bautizado, el inca sentía desconfianza de los
españoles y hacía todo lo posible por evitar su salida de Vilcabamba. Murió
hacia 1570 sin haber llegado a un acuerdo con las autoridades coloniales.
4.
El último
Inca: Túpac Amaru I (1571 – 1572)
Túpac Amaru I no tuvo tiempo de continuar las negociaciones
iniciadas por sus dos hermanos, pues el virrey Francisco Toledo estaba
completamente decidido a terminar con las molestias que representaba el asunto
de Vilcabamba declarándole la guerra al último de los incas.
El ejército enviado por el virrey entró en Vilcabamba en junio de
1572, pero no logró encontrar a Túpac Amaru I, éste y su séquito habían huido a
la selva. Luego de varios días de persecución, los españoles consiguieron
capturarlo. Túpac Amaru I fue conducido
al Cusco.
Llegado al cortejo a la Plaza de Armas, lugar señalado para la
ejecución, se desató una gran conmoción entre los indígenas presentes. Los
religiosos pidieron a Túpac Amaru I que procurarse establecer la calma. Éste
accedió y levantó el brazo derecho. Al momento, ante el asombro de los
españoles, se calmaron los ánimos y se hizo un total silencio. Algunos
agregaron además que el reo pronuncio un discurso que casi parecía el sermón de un religioso.
El virrey Toledo, quien observaba de lejos lo que sucedía, no
anunció el indulto deseado y se procedió a cumplir la sentencia. Fue entonces
que el verdugo cortó de un tajo la cabeza de Túpac Amaru I. Un testigo afirmó
que antes de que esto ocurriera se concedió al Inca un último deseo que
consistió en despedirse en un abrazo de sus hijos.
En consideración a su rango y porque había muerto bautizado, se le
rindió postrero homenaje al uso español. Inmediatamente, doblaron las campanas
en señal de duelo y el cuerpo fue llevado a la casa de la coya Cusi Huarcay y
al otro día se le dio sepultura en la catedral, luego de celebrarse con toda
pompa una misa de honras a la que asistió un enlutado virrey Toledo.
La actitud de Toledo fue amonestada por el
rey Felipe II, cuando este lo visitó en España: «Dios, Toledo, que yo te envié
para gobernar como rey, no para que me mataras reyes», le dijo.
Su cabeza puesta en un lugar
público para amedrentar a la población nativa. Sin embargo, poco tiempo después
la tuvieron que retirar, pues se había convertido en un objeto de veneración de
la gente andina. Los indígenas acudieron en crecido número al lugar donde
encontraba la cabezan se postraban frente a ella arrancándose pestañas y cejas.
Indudablemente, ya lo consideraban una huaca o entidad sagrada. Los cronistas
afirman que la cabeza del Inca, lejos de descomponerse con el paso del tiempo,
se ponía más hermosa cada día. Éste fue el recuerdo que el pueblo andino guardó
del último de sus incas y, tal vez, el origen de algunos de sus mitos más
bellos.
Esta creencia habría dado origen al mito de Incarri, que tiempo
después era contado por los habitantes andinos y cuyo argumento consistía en
que a partir de la cabeza de un Inca enterrada en algún lugar de los Andes
crecería nuevamente su cuerpo y se daría lugar a la reivindicación del poblador
nativo y al nacimiento de una nueva era.
5.
VERSIONES DEL
MITO DE INKARRI
A.
Primera
versión
«Inkarrí, dicen, vino del Cusco [...] Tenía sus piececitos
ensangrentados de tanto caminar. Los pueblos, los hombres, mezclando su
sangre con la tierra, aprendimos a
cultivar, tal como lo hacemos hasta hoy.
El padre de Inkarrí fue el Sol, lo tuvo en una mujer ignorante,
abandonada, hambrienta. Cuando llegó a Wataqa, las sandalias de Inkarrí estaban
gastadas; entonces se puso a repararlas, por eso en Wataga los hombres son
buenos zapateros. Inka hizo descansar sus llamas en las pampas de Quilcata,
ahora los de ese pueblo poseen abundantes llamas. Como Inkarrí y su esposa
tuvieron ganas de comer, se vieron precisados, en Inkawasi, a cambiar algunas
de las cosas que traían por comida, desde esa época dicen que ahí, y en todas
partes se realizan las ferias.
El padre sol tuvo otro hijo llamado Españarrí. «¿Por qué mi
hermano es tan inmensamente poderoso y puede hacer de todo? A mí deben
respetarme, no a él que tiene sus pies ensangrentados. Soy más hermoso y mi
sexo es más grande». Así dicen que habló con odio, y las montañas temblaron.
Españarrí fue a buscarlo y le dejó una carta. Cuando llegó Inkarrí
encontró el mensaje. Enojado gritó: ¿Qué ave, qué animal ha manchado con sus
patas este papel tan blanco?». Pero Inkarrí sabía de su hermano, por eso le
dejó unos quipus que dicen que eran de hilo.
«Esos harapos, esas hilachas ¿de qué mísero serán?», dijo
Españarrí.
Pero la luna y el sol se juntaron, el toro y el Amaru. El mundo
avanzó. La tierra tembló y la cabeza de Inkarrí la escondió su hermano. Desde
entonces surgieron los degolladores.
La sangre de Inkarrí está viva en el fondo de nuestra madre
tierra. Se afirma que llegará el día en que su cabeza, de su sangre, su cuerpo habrán de juntarse. Ese día
amanecerá en el anochecer, los reptiles volarán. Se secará la laguna de
Parinacochas, entonces el hermoso y gran pueblo que nuestro Inkarrí no pudo
concluir será de nuevo visible».
B.
Segunda versión
«... El Inka de los españoles
apresó a Inkarrí, su igual. No sabemos dónde. Dicen que sólo la cabeza está
creciendo hacia adentro; dicen que está creciendo hacia los pies...
Entonces
volverá, Inkarrí, cuando esté completo su cuerpo. No ha regresado hasta ahora.
Ha de volver. Ha de volver a nosotros, si Dios da su asentimiento. Pero no
sabemos, dicen, si Dios ha de convenir que vuelva».
Fragmento de una versión recogida en Puquio
LAS
GUERRAS ENTRE PIZARRISTAS Y ALMAGRISTAS
1.
PRIMERA GUERA CIVIL: LA GUERRA DE DIEGO DE
ALMAGRO EL VIEJO
A.
Antecedentes y causas de la guerra
En 1534 Carlos V dividió los territorios sudamericanos en dos
líneas paralelas. Así, aparecieron la gobernación de Nueva Castilla, de
Francisco Pizarro, desde el grado 1° de latitud sur hasta el 14°, cerca de
Pisco; y, la gobernación de Nueva Toledo, de Diego de Almagro, que se iniciaba
en el grado 14° y terminaba en el 25°, en Taltal (Chile).
Almagro recibió la noticia de la confirmación de su gobernación de
Nueva Toledo, cuando se encontraba en el Cusco (1535) preparando la expedición
de conquista de Chile. Inmediatamente los soldados seguidores de Almagro
reclamaron la antigua capital incaica para Diego de Almagro, pero mientras
llegaban los documentos que acreditaban su nombramiento, Almagro prefirió
continuar con la expedición al sur con la remota esperanza de encontrar otro
Perú.
La conquista de Chile o Nueva Toledo (15351537), por parte de su
gobernador, Diego de Almagro, resucitó antiguas rivalidades entre él y su viejo
socio Francisco Pizarro. La expedición a las tierras chilenas había resultado
un fracaso: el territorio descubierto era pobre, el Huillac Umu había fugado,
Felipillo intrigaba con los andinos, las luchas contra los indígenas araucanos se sucedían y la constante amenaza
de motines dentro de la propia tropa española la agotaba. Finalmente, decidió
regresar al Cusco.
Hernando y Gonzalo Pizarro, que en ese momento se encontraban en
la antigua capital inca, habían sofocado con mucho esfuerzo la sublevación de
Manco Inca. Aprovechando la frágil situación de los Pizarro, Almagro tomó la
ciudad, argumentando que ésta se encontraba dentro de su gobernación. A la
vez hizo prisionero a Hernando Pizarro, hermano del conquistador del Perú.
Enterado de lo sucedido, Francisco Pizarro inició una serie de
negociaciones con la finalidad de liberar a sus hermanos. Finalmente, logró su
objetivo.
Francisco Pizarro, que deseaba evitar una guerra, convocó a las
conversaciones de Mala (octubre de 1537) bajo el arbitraje del sacerdote de la
orden mercedaria, Fray Francisco de Bobadilla. Finalmente, el 15 de noviembre
de ese mismo año el fraile falló a favor de la gobernación de Nueva Castilla.
La «gran ciudad» pertenecía a Pizarro. Pero Almagro y su gente reaccionaron con
indignación y se levantaron en armas. Posteriormente en las conversaciones de
Lunahuana y Chincha se determino que: el Cusco quedaba provisionalmente
bajo el poder de Almagro hasta la llegada del fallo del Rey de España; y, que
se libera a Hernando Pizarro
B.
La batalla de Las Salinas y la muerte de
Almagro, el Viejo
Tan pronto como fue liberado, Hernando dirigió el ejército
pizarrista contra Almagro. Los pizarristas se encontraron con los de Chile
(nombre que recibieron los almagristas) el 6 de abril de 1538 en los campos de
las Salinas, muy cerca del Cusco. Tras una sangrienta batalla los
almagristas fueron derrotados.
Aunque Diego de Almagro trató de refugiarse en la fortaleza de
Sacsayhuamán, no fue difícil tomarlo prisionero, pues se encontraba muy
enfermo. Una vez en el Cusco, Hernando Pizarro levantó un «rapidísimo» juicio
contra Almagro, acusándolo de haber dado muerte a numerosos españoles,
desconocido a las autoridades legítimamente nombradas, abandonado la conquista
de Chile, repartimientos sin gozar de los derechos concedidos por la Corona, de
romper juramentos y tregua, etc.
Al final del proceso don Diego fue sentenciado a muerte y se le
estranguló en su propia celda. Luego, su cadáver fue llevado a la plaza mayor
del Cusco, donde fue decapitado el 8 de julio de 1538. Más tarde, en España,
Hernando Pizarro pagaría con muchos años de prisión la muerte de Diego de
Almagro.
2.
SEGUNDA GUERRA CIVIL: LA GUERRA DE DIEGO DE
ALMAGRO EL MOZO (LA REVANCHA DE LOS ALMAGRISTAS)
Después de la muerte de Diego de Almagro, Francisco Pizarro no
dudó en quitarles casi todas sus encomiendas a los de Chile. Por ello, éstos
decidieron reunirse de nuevo en Lima con el fin de vengarse. Encabezados por
Juan de Rada, se unieron al hijo mestizo de su antiguo líder, Diego de Almagro
el Mozo.
A.
La muerte de Francisco Pizarro
Los de Chile esperaban ansiosos
la llegada de un juez nombrado por la Corona para que investigue las causas de
los conflictos ocurridos en el Perú y castigue a los culpables. Este juez fue
el licenciado Cristóbal Vaca de Castro. Sin embargo, en Lima corría el rumor de
que el funcionario real ya había sido comprado por Francisco Pizarro.
Desilusionados, los almagristas decidieron hacer justicia por sus propias
manos.
Fue así como el 26 de junio de
1541 éstos, gritando «viva el rey, muera el tirano», cruzaron la plaza mayor de
Lima y se introdujeron en la casa del
conquistador. Don Francisco reaccionó corriendo hacia sus armas y vistiendo su
coracina. En esa sangrienta refriega murieron Francisco Martín de Alcántara
(hermano materno de Pizarro) y su paje Gómez de Luna. Finalmente, Juan de Rada,
recurriendo a un traicionero ardid, empujó sobre Pizarro a uno de sus hombres,
haciéndolo retroceder y permitiendo que todos avanzaran sobre él para matarlo a
estocadas. Cuenta la leyenda que, a punto de expirar, Pizarro remojó los dedos
de la mano derecha sobre su abierta garganta y dibujó con ellos una cruz en el
piso. Para apurar su deceso, uno de los almagristas le lanzó una vasija sobre
la cara. Ése fue el final del vencedor de los incas.
A la muerte de Pizarro, los de
Chile nombraron como gobernador a Diego de Almagro el Mozo.
En el siguiente texto el cronista Pedro Cieza de León nos narra,
desde su punto de vista la muerte de Francisco Pizarrro
B.
La llegada de Cristóbal Vaca de Castro
Los sucesos del Perú mostraban
que aún no se habían afianza el gobierno español. Los continuos enfrentamientos
entre pizarristas y almagristas, las supuestas irregularidades de los hermanos
del marqués gobernador y el trabajo sobrecargado de los andinos, entre otras
cosas, llevaron a que el emperador enviara a Cristóbal Vaca de Castro a
fiscalizar a Francisco Pizarro y, en caso de la eventual muerte del
conquistador nombrarse gobernador del Perú. Por lo tanto el autonombramiento de
Almagro el Mozo representaba un desacato a la autoridad del monarca español.
Su misión se centraría en observar cautelosamente las fronteras
entre Nueva Castilla y Nueva Toledo, así como las formas de recaudación
tributaria de los indígenas, y determinar los límites de nuevas diócesis.
El rey lo invistió de sus cargos y con el hábito de Caballero de
Santiago para ligarlo aún más a su poder y darle mayor categoría frente a los
viejos expedicionarios que ahora ocupaban altas magistraturas.
Una vez en Indias se enteró de la muerte del marqués Pizarro y de
la peligrosa sublevación de Almagro el Mozo. Vaca de Castro confirmo que era un
político astuto: concibió la forma de solucionar el problema y consiguió que
los vecinos acataran su autoridad. Don Cristóbal supo atraer a su entorno,
mediante cartas, a los más poderosos castellanos o conquistadores que se
mantenían fieles a la causa realista, vale decir, a Alonso de Alvarado,
Peranzures de Camporredondo y Perálvarez Holguín. Con ellos y otros capitanes,
el licenciado debía erradicar cualquier viso de tiranía, encarnada por Diego de
Almagro el Mozo.
C.
Batalla de Chupas
Convertido en gobernador tirano del Perú, el joven Almagro se
dirigió a la sierra para conformar su ejército, pues ya se sabía que pronto
llegaría el juez visitador y delegado de Su Majestad, Vaca de Castro. Diego
subió a Huarochirí, pasó a Huamanga, donde se abocó a la fabricación de
cañones, y finalmente se dirigió al Cuzco, cuyo cabildo lo recibió con el
reconocimiento de gobernador.
Por su parte, Vaca de Castro se reunió en Huaraz con Alonso de
Alvarado y Perálvarez Holguín y sus respectivas tropas. El enfrentamiento era
inminente.
En los siguientes días las huestes del funcionario y las del
tirano se fueron acercando. Cerca de Huamanga, el actual Ayacucho, el 16 de
setiembre de 1542, en el campo de Chupas, valle rodeado de lomas, se dio la
batalla.
Los almagristas se encastillaron en las lomas, desde las que
divisaban el movimiento de los leales. Allí estuvo ubicado el capitán griego
Pedro de Candia, quien dirigió la artillería. Inicialmente la lid favoreció a
los de Chile. Sin embargo, Francisco de Carbajal, el «demonio de los Andes»,
logró avanzar sobre el campo enemigo y ello alentó al ejército del licenciado
Cristóbal Vaca de Castro. En medio de la refriega, el joven Almagro reparó en
que Candia no deseaba acertar sus tiros sobre el adversario, quizás para
implorar más tarde el perdón, razón por la cual lo llamó traidor y lo mató a
lanzadas.
Almagro, al observar que la suerte no le favorecería, juzgó
prudente huir a caballo hacia el Cuzco. Camino de Yucay fue sorprendido por
Rodrigo de Salazar, llamado «el Corcobado» por su gran joroba, y por Juan
Gutiérrez Malaver.
D.
Muerte de Almagro el Mozo
Diego de Almagro fue conducido al Cusco y encerrado en la casa de
Hernando Pizarro, bajo cargo de traición. Durante su cautiverio pretendió
sobornar a sus carceleros y trazar un descabellado plan de alianza con Manco
Inca. Estas acciones terminaron por perjudicarlo y por acelerar su proceso.
Finalmente, fue condenado a muerte por decapitación. Como última voluntad,
pidió ser enterrado al lado de su padre. Sus deseos se cumplieron, pues su
cuerpo fue inhumado en el Convento de la Merced del Cusco.
Después de estos sucesos, el gobernador Vaca de Castro dedicó
todos sus esfuerzos a emprender obras. Ejemplos importantes fueron la
promulgación de la Ordenanza de Tambos, de 1543, destinada al reabastecimiento
de estos recintos andinos al mejoramiento de las vías de comunicación.
LAS REBELIONES DE LOS
ENCOMENDEROS CONTRA LA CORONA ESPAÑOLA
1.
LA ENCOMIENDA Y LOS CONQUISTADORES
A.
Características
La encomienda fue una institución de
importancia fundamental en las primeras décadas de la colonización del Perú, ya
que a través de ella se articularon las relaciones entre españoles e indígenas.
Esta institución tuvo como antecedente la encomienda medieval española, un modo
de patrocinio muy difundido que consistió en la cesión de tierras a cambio de
protección y defensa. En el caso americano, la encomienda no significó
otorgamiento de tierras, pero sí se mantuvieron los conceptos de protección y defensa. Así, a diferencia de la encomienda
medieval española, la encomienda americana (también llamada
«repartimiento de indios») significó el otorgamiento de fuerza de trabajo de
indígenas a determinados españoles.
La institución de la encomienda tuvo su fundamento
jurídico en la obligación de los indígenas de pagar un tributo a la Corona de
Castilla en su condición de «vasallos libres» del rey. Así, la encomienda se
suscita a partir de la cesión del goce del tributo hecha por el monarca en
favor de los encomenderos, en premio de los servicios de dichos personajes en
la incorporación de nuevos territorios al patrimonio de la Corona.
Los deberes de los encomenderos eran varios, quizá el más importante era el de la doctrina, es decir,
que debían sufragar los gastos de los curas doctrineros encargados de tal labor
y, a falta de ellos, ver la manera de asegurar que la evangelización se
propagara. Igualmente, los encomenderos debían cumplir con la denominada «carga
militar», que consistía en la obligación de acudir «con sus armas y caballos» a
la defensa de la tierra cada vez que las autoridades lo solicitaran, bien fuera
en el caso de levantamientos indígenas o de ataques de otro tipo.
Finalmente, los encomenderos estaban
obligados a dar buen trato a los indígenas, aunque esto estuvo lejos de
ocurrir, sobre todo en los primeros tiempos.
B.
Importancia: la fortuna del encomendero
Durante las primeras décadas de la colonización, los conquistadores tuvieron bajo su control
gobierno, tierras, minas, circuitos comerciales y recursos humanos, gracias a lo cual lograron amasar grandes fortunas. Si bien la encomienda
otorgaba el derecho de cobrar el tributo a un número de indígenas a cambio de la obligación de evangelizarlos, sin que ello implicara la posesión de
tierras, los encomenderos también obtuvieron la mano de obra de sus indígenas y, frecuentemente, el acceso a la compra
de sus tierras comunales. Así,
este grupo de españoles privilegiados disponía del monopolio de la mano de obra indígena (la cual
teóricamente no debía utilizar en su beneficio) que aplicaba a la agricultura,
la minería, el comercio y la industria.
En los primeros años no existía ninguna regulación que limitase las exigencias españolas, de modo
que, según un contemporáneo, «la tasa y medida era la voluntad del encomendero». Sin,
límites, muchos encomenderos se aprovecharon sin reparos del trabajo de sus
indígenas y se beneficiaron al máximo con productos –o eventualmente dinero–
exigidos a éstos. Los abusos de los componentes fueron muy intensos en los
tiempos iniciales.
Junto con el aprovechamiento de
los frutos del trabajo indígena, el
encomendero gozaba del estatus social más elevado en el naciente mundo
hispanoperuano. Así, los encomenderos eran los vecinos de las ciudades y
en los primeros años monopolizaron tanto el poder político como el económico.
La expresión social de la riqueza era la casa
poblada y un enorme séquito de allegados y dependientes. El encomendero
llevaba una vida ostentosa, tenía esclavos y ocupaba puestos en el cabildo.
2.
LA CORONA CONTRA EL PODER DE LOS ENCOMENDEROS
La Corona española, cansada de las malas noticias provenientes del
Perú, decidió tomar el control de la situación. Para ello era necesario nombrar
un representante oficial del rey y un tribunal de justicia en este territorio.
Sólo así se podrían resolver los problemas entre los conquistadores por la vía
legal y no mediante la guerra. Por eso se decidió nombrar un virrey para el
Perú y se estableció una Real Audiencia en Lima.
Pero para poder gobernar el Perú, la monarquía debía limitar el
excesivo poder de los encomenderos.
Mientras los representantes del rey discutían sobre estos asuntos,
el fraile dominico Bartolomé de Las Casas abogaba para conseguir una
legislación que protegiera a la población indígena. Para el dominico era
indispensable que la Corona asumiera el control de las colonias y liberara a
los nativos de los abusos de los encomenderos, pues estos atropellos eran la
causa directa de la disminución de la población aborigen en América. Además,
según él, era un deber del rey cristiano proteger a sus nuevos súbditos.
Así, los planteamientos de Bartolomé de Las Casas y los del
emperador Carlos V coincidieron, motivando la elaboración de un conjunto de
leyes conocido como las Leyes Nuevas.
3.
Las Leyes
Nuevas: a favor de los nativos pero limitando el poder de los encomenderos
Las Leyes Nuevas fueron proclamadas por Carlos V en noviembre de
1542. En ellas se creaba el virreinato peruano, se disponía la instauración de
una Audiencia para Lima como máximo organismo judicial del Perú, que estaría
presidida por un virrey con poderes administrativos y militares.
Además, la nueva legislación reconocía a la población nativa
como vasallos de la Corona. Como tales, no podían ser obligados a trabajar sin
un salario, tampoco se les podía imponer tributos de manera arbitraria ni
esclavizar por ningún motivo. Los españoles que los hubieran maltratado o
no tuvieran sus títulos en orden perderían inmediatamente sus encomiendas.
A partir de la promulgación de las Leyes Nuevas, sólo el rey o
su representante podían repartir encomiendas, y al morir el encomendero la
población indígena a su cargo volvía a la Corona, la que les nombraría un nuevo
encomendero. Además, todos aquellos que lucharon contra Almagro el Viejo en
la batalla de las Salinas debían perder sus encomiendas. De esta manera, la
Corona pretendía castigar a todos los que participaron en la primera guerra
civil, para evitar así que los derrotados siguieran buscando venganza y poner
un castigo ejemplar a todo aquel que ocasionara enfrentamientos entre los
conquistadores.
Quedaba claro, entonces, que cualquier disputa entre los españoles
en América debía ser resuelta por el rey o sus representantes, y nadie podía
hacer «justicia» con su propia mano.
Era evidente que esta legislación molestaría a más de uno en el
Perú. Así, las Leyes Nuevas, lejos de detener los abusos contra la población
andina y pacificar al país, fueron la causa directa de la mayor rebelión contra
la Corona española ocurrida en Sudamérica durante el siglo XVI. La rebelión
estaría dirigida, nada menos, que por el menor de los hermanos del conquistador
del Perú, Gonzalo Pizarro.
4.
LA REBELIÓN GONZALO PIZARRO O DE LOS GRANDES
ENCOMENDEROS (1544 – 1548)
Como un justo premio por el
sacrificio económico y personal que significó la conquista, los encomenderos
del Perú esperaban que el monarca español les concediera el derecho de heredar
sus encomiendas de padres a hijos con el fin de mantenerlas por siempre dentro
de una misma familia. Por esta razón, las noticias acerca del contenido de las
Leyes Nuevas crearon una sensación de frustración entre los encomenderos, que
se sintieron traicionados por su rey.
A.
Causas
La llegada a Lima del primer virrey del Perú, Blasco Núñez de
Vela, y de los miembros de la Audiencia, convirtió la frustración de los
conquistadores en odio. El virrey, un hombre inflexible, estaba decidido a
aplicar literalmente las Leyes Nuevas. Esta actitud hizo que los encomenderos
nombraran a Gonzalo Pizarro como su Procurador General para protestar contra la
detestada legislación ante el virrey. Pero Núñez de Vela, en lugar de dialogar
con Gonzalo Pizarro, lo condenó a muerte. A Gonzalo no le quedó más camino que
la rebelión.
B.
Batalla
de Iñaquito
La guerra fue favorable a Gonzalo Pizarro, quien luego de tomar
Lima sin dificultad, persiguió al virrey hasta Iñaquito (cerca de
Quito) donde lo derrotó en 1546. Blasco Núñez de Vela fue capturado y luego
decapitado de inmediato en el campo de batalla por algunos pizarristas.
C.
La llegada de Pedro de La Gasca, el pacificador
del Perú
Conocidos los problemas suscitados en el Perú por las Leyes
Nuevas, la Corona envió a Pedro de La Gasca a pacificar el Perú. El enviado del
rey llegó a Panamá sin soldados en 1546.
Por esos días Gonzalo Pizarro estaba en
Lima, pero sintiendo próxima la llegada del
pacificador, decidió partir hacia Arequipa. Tal iniciativa no sólo se debía al temor frente al nuevo funcionario, sino también a la reaparición de Diego Centeno, quien
había tomado el Cuzco y dominado el Collao. Gonzalo y su maestre de campo se
enfrentaron a él con éxito en Huarina (Alto Perú) el 20 de octubre de 1547.
La derrota del leal Centeno no desalentó a La
Gasca.
El Pacificador se dio cuenta rápidamente de que el problema radicaba en la
aplicación de las Leyes Nuevas, así que se esforzó en hacer público que
poseía el poder para revocarlas, perdonar a los rebeldes arrepentidos, y
además, repartir nuevas encomiendas entre los que fueran leales al monarca
español y también entre los que dejaran a Gonzalo y se pasaran al bando del
rey.
El objetivo de estos anuncios era
persuadir a los rebeldes de que abandonaran a su líder.
D.
Batalla
de Jaquijahuana
El éxito fue tal que el encuentro
final entre el pacificador y Gonzalo en el campo de Jaquijahuana (Cusco
1548) no fue una batalla formal, pues todos los soldados del bando rebelde
fueron desertando poco a poco. Así, abandonado por todos, Gonzalo Pizarro se
entregó al pacificador La Gasca. Poco después, el menor de los hermanos Pizarro
fue decapitado y su cabeza llevada a Lima para ser exhibida en la plaza
principal. Luego de su victoria, el pacificador se dedicó a reorganizar el
convulsionado virreinato del Perú.
E.
La obra de La Gasca
Pedro de La Gasca encargó a una comisión presidida por Jerónimo de
Loayza, arzobispo de Lima, la tarea de organizar un nuevo reparto de
encomiendas entre todos aquellos que contribuyeron a su victoria. La tarea de
la comisión no podía ser más difícil, pues debían repartir tan sólo 218
encomiendas entre más de mil pretendientes.
El tan esperado reparto de encomiendas se llevó a cabo en agosto
de 1548 en Guaynarima, en el actual departamento de Apurímac. Como era de
esperarse, después de publicadas las listas de favorecidos, aquellos a quienes
no les tocó nada comenzaron a quejarse amargamente contra la comisión y a
planear nuevos motines.
Dos años después del reparto de Guaynarima, La Gasca regresaría a
España dejando a un país aparentemente pacificado. Sin embargo, el número de
encomenderos insatisfechos crecía constantemente, a la par que el de soldados
desempleados que harían cualquier cosa por un poco de oro o por conseguir una
encomienda. Era evidente que al menor problema los motines y rebeliones
volverían a azotar al Perú. Efectivamente, las revueltas comenzaron de nuevo en
1552, cuando la Audiencia de Lima decretó la abolición del servicio personal.
F.
La abolición del servicio personal
Desde la publicación de las Leyes Nuevas el rey había decretado la
abolición de servicio personal, es decir, se prohibía a los encomenderos
utilizar a los nativos a su cargo para obligarlos a trabajar gratuitamente como
cargadores, labradores, mineros o domésticos.
Debido a todas las dificultades ocasionadas por la rebelión de
Gonzalo Pizarro, la medida había quedado sin efecto en el Perú. Pero con la llegada
del segundo virrey, don Antonio de Mendoza, la Audiencia de Lima se animó a
hacer cumplir la abolición del servicio personal.
Los encomenderos no sólo vivían
de los tributos que les entregaba la población andina a su cargo, sino que
además podían ser dueños de minas, ganado y tierras donde cultivaban productos
nativos o españoles para venderlos en las ciudades. También solían asociarse
con mercaderes y artesanos para formar «empresas comerciales». En todas estas
actividades, los encomenderos utilizaban, sin pago alguno, la mano de obra de
los nativos a su cargo.
Por esta razón, cuando la Audiencia decretó la abolición del
servicio personal, de inmediato se escucharon las voces de protesta entre los
encomenderos y los motines no se hicieron esperar. Éstos últimos se
incrementaron con la muerte del anciano virrey Antonio de Mendoza.
El más importante de estos levantamientos fue el de Francisco
Hernández Girón, que se inicio en el Cusco. A diferencia de los levantamientos
anteriores, el de Hernández Girón se convirtió en una gran rebelión, y dio
inicio, de esta manera, a la última de las guerras civiles.
5.
LA ÚLTIMA REBELIÓN DE LOS ENCOMENDEROS CONTRA LA
CORONA ESPAÑOLA: LA REBLIÓN DE FRANCISCO HERNENDEZ GIRÓN O DE LOS
INSASTIFECHOS(1553 – 1554)
La rebelión de Francisco
Hernández Girón se inició en el Cusco en 1553. Para justificar su actitud, el
rebelde acusaba a la Audiencia de ser la culpable de la pobreza de los
conquistadores por haber abolido el servicio personal. Argumentaba que este
servicio era un justo premio a los conquistadores por haber arriesgado sus
vidas y bienes en la conquista del Perú.
Apenas se supo de la rebelión, los encomenderos de Arequipa,
Huamanga y Jauja se unieron al rebelde. De esta manera, Hernández Girón no tuvo
problemas para atravesar la sierra y luego bajar a la costa, acuartelándose en
las ruinas de Pachacámac durante los primeros meses de 1554.
Nadie sabe hasta ahora por qué el rebelde no tomó la ciudad de
Lima, lo cierto es que después de permanecer un tiempo en las antiguas ruinas
decidió marchar hacia el sur con dirección a Ica.
La batalla de Chuquinga
Mientras los rebeldes retrocedían hacia el sur, un ejército
realista, que se había formado en Charcas (Bolivia) al mando del mariscal
Alvarado, estaba a punto de alcanzarlos. Al enterarse de la presencia del
Mariscal, Hernández Girón decidió subir a la sierra para dar allí la batalla.
Efectivamente, ésta se realizó en una quebrada llamada Chuquinga (Apurímac)
el 21 de mayo de 1554. La victoria fue para los rebeldes, quienes luego de la
batalla siguieron su marcha hacia la sierra sur.
La batalla de Pucará
Un ejército organizado por la
Audiencia logró alcanzar a Hernández Girón en Pucará, donde el 8 de
octubre de 1554 el ejército rebelde fue derrotado. El caudillo de los rebeldes
huyó y sólo fue atrapado casi dos meses después en Jauja. Una vez capturado,
Hernández Girón fue trasladado a Lima, donde fue decapitado en diciembre de
1554.
FRANCISCO DE TOLEDO
Y LA CONSOLIDACION DEL SISTEMA COLONIAL
Si bien el virreinato del Perú fue creado en con la promulgación de las Leyes Nuevas, no
fue sino hasta el gobierno de Francisco de Toledo (el quinto virrey) que se consolidó
la administración colonial. El virrey Toledo, que lo fue entre los años de
1569 y 1581, fue un personaje clave para el gobierno del Perú. Cumplió un rol
protagónico en el ordenamiento colonial, por ordenes de Felipe II, porque marcó
la pauta de la organización en los diversos ámbitos de la vida peruana del
siglo XVI y, por ello, sus reformas se advierten en los ámbitos político,
legal, económico y hasta religioso.
1.
TOLEDO Y SU VISITA GENERAL AL PERÚ
Desde un principio el virrey Francisco de Toledo fue plenamente
consciente de que la única forma de cumplir con éxito su difícil misión era
examinando en persona la situación económica y social del territorio a su
cargo. Por eso decidió recorrer todo el virreinato peruano. Toledo salió de
Lima en 1570 rumbo a la sierra central acompañado por un grupo de asesores
jurídicos y religiosos. Así se inició la famosa Visita General del Perú
La visita se inició en Jauja, donde el virrey quemó una gran
cantidad de expedientes judiciales para demostrar su desacuerdo con la gran
afición de la población andina a los juicios. Toledo consideraba que las demandas
indígenas distraían a los naturales de sus tareas agrícolas. De Jauja, el
virrey y su comitiva pasaron a Huamanga, y de ahí iniciaron la marcha al Cusco.
A.
Justificando la conquista
Durante su viaje de Jauja al Cusco, Toledo se preocupó por recolectar
información sobre los Andes prehispánicos. El virrey quería conocer el tipo de
gobierno de los Incas, cómo dominaron a los otros pueblos, el sistema de
sucesión de los curacas, etc. Al parecer, su objetivo al hacer estas
averiguaciones era justificar la conquista española demostrando que los Incas
habían conquistado a la fuerza el Perú poco antes de la llegada de Pizarro y
habían implantado un gobierno autoritario y despótico en los Andes. Por lo
tanto, la invasión española representaba la liberación de la población andina
de la tiranía incaica y el monarca europeo se convertía así en el legítimo
gobernante del Perú.
B.
En el camino
del sur
En 1571 Toledo llegó al Cusco. Lo más importante que ocurrió en
esta ciudad durante la estancia del virrey fue la ejecución de Túpac Amaru I.
En agosto de 1572, el virrey continuó su marcha hacia el sur visitando
Chucuito, Juli, La Paz y Potosí, la ciudad minera más importante del
virreinato.
En Potosí, Toledo dictó medidas destinadas a mejorar la producción
de plata. Primero estableció la mita minera, sistema de trabajo obligatorio por
turnos, que aseguraba mano de obra andina para las minas. También impulsó
técnicas destinadas a mejorar los métodos de purificación de la plata,
tratándola con mercurio o azogue, mineral que era trasladado a Potosí desde la
minas de Huancavelica. Con el fin de acuñar moneda, vigilar la extracción de
plata y asegurar el pago de impuestos creó la Casa de La Moneda de Potosí.
Después de seis meses de ardua labor, Toledo salió de Potosí con
dirección a la ciudad de la Plata (actual Sucre, Bolivia) y de ahí emprendió el
regreso a Lima. El virrey llegó a la Ciudad de los Reyes en noviembre de 1575,
después de haber recorrido durante cinco años el territorio a su cargo.
2.
LAS REFORMAS DE TOLEDO Y LA POBLACIÓN ANDINA
Las medidas dadas por Toledo para mejorar la recaudación del
tributo y asegurar mano de obra indígena para las minas de Potosí afectaron
notablemente la vida de la población. Dos de las disposiciones toledanas que
causaron mayor impacto en el mundo andino fueron el establecimiento de la mita
y la creación de las reducciones.
A.
La mita toledana
Desde 1550 hubo gente andina trabajando en Potosí. Esta población
provenía de las encomiendas vecinas al centro minero. Pero, aproximadamente
veinte años después, al aumentar la producción de plata, se necesitó de un
mayor número de trabajadores, lo que hizo indispensable la puesta en marcha de
un sistema que asegurara el abastecimiento continuo de mano de obra andina a
las minas. El virrey Toledo pretendió responder a esta necesidad recurriendo a
una antigua institución prehispánica: la mita.
Como sabemos, la mita en el Tahuantinsuyo consistía en un trabajo
por turnos en beneficio del Estado inca, pero este tipo de trabajo significaba
una serie de relaciones de reciprocidad y redistribución. En cambio, la mita
toledana era una contribución forzada al Estado colonial, que no tenía ninguna
obligación hacia los mitayos más allá del pago de un ínfimo salario.
Toledo estableció que 16 provincias cercanas a Potosí enviaran uno
de cada siete hombres entre los 18 y 50 años para trabajar en la minas a cambio
de un salario. Así, aproximadamente 13 500 personas fueron obligadas cada año a
trabajar en Potosí. Los mitayos se trasladaban hasta el centro minero
acompañados de sus familiares y dirigidos por su curaca, que recibía el título
de capitán de la mita.
El sistema de la mita toledana fue una de las instituciones más
polémicas del período colonial, tuvo tantos detractores como defensores y su estructura
sufrió una serie de cambios a través del tiempo.
B.
Las reducciones
Desde muy pronto, las autoridades coloniales consideraron que la
única forma de evangelizar y mantener en orden a la gente andina era
agrupándola en pequeños pueblos parecidos a los que existían en España. A estos
pueblos se les llamó reducciones.
Al congregar a la población de una región en unos cuantos pueblos,
las reducciones facilitaban no sólo las labores de evangelización y sino
también el cobro de tributos y el reclutamiento de la mano de obra andina.
Si bien es cierto que las disposiciones acerca de las reducciones
existían desde la época de los Pizarro, recién con la llegada del virrey Toledo
el sistema se estableció realmente.
La reducción estaba pensada como una pequeña ciudad en forma
cuadricular con una plaza en el centro, donde se ubicaban la iglesia y las
casas de las autoridades del pueblo. En los alrededores se encontraban las
tierras comunales. Las reducciones no siempre coincidieron con los antiguos
poblados prehispánicos, en muchos casos se levantaron cerca de caminos o
lugares de fácil acceso, con el fin de facilitar el cobro de los tributos y el
reclutamiento de hombres para la mita. Muchos pueblos andinos modernos tienen
su origen en las reducciones toledanas.
3.
LAS OBRAS DE TOLEDO EN EL PERÚ
Reorganizar a la población andina no fue la tarea más difícil de
Toledo: también debió sofocar motines, defender las costas de la incursiones de
corsarios ingleses y continuar la guerra en Chile contra los araucanos, pueblo
guerrero que resistió durante muchos años la invasión española.
A.
Sofocando rebeliones
Durante su gobierno, Francisco de Toledo tuvo que sofocar una
serie de motines dirigidos por españoles descontentos que ponían en duda la
autoridad del virrey. Así, enfrentó sucesivamente la conjura de los hermanos
Aguado en el Cusco, el motín de Gonzalo Gironda en La Paz, la sublevación de
Diego de Mendoza en Santa Cruz (Bolivia) y otros levantamientos menores en la
zona selvática de la gobernación de Quito. Si bien el virrey salió airoso en
todos los casos, esto demuestra lo difícil que fue para Francisco de Toledo
imponer la autoridad del rey en el Perú.
Como si los alzamientos de conquistadores descontentos no fueran
suficientes, Toledo también tuvo que hacer frente a las incursiones del famoso
corsario inglés Francis Drake, quien luego de cruzar el estrecho de Magallanes
y capturar algunos barcos en las costas chilenas se apareció en el verano de
1579 frente al puerto del Callao. Sin embargo, el inglés no atacó el puerto y
continuó su viaje hacia el norte. Toledo armó una flota para darle alcance,
pero no logró acercarse a las naves de Drake.
B.
La guerra en Chile
El virrey Toledo pretendió acabar de una vez por todas con la
resistencia de los araucanos. Sin embargo, su mayor problema fue formar el
ejército que debería combatirlos. Todos los españoles sabían de los fieros que
eran los araucanos y de la escasez de metales preciosos en Chile, así que
ninguno estaba dispuesto a arriesgarse por tan poco y se negaban a salir del
Perú. Entonces Toledo formó un regimiento de 250 hombres compuesto por presos y
desterrados políticos. Este singular ejército, al mando de Rodrigo de Quiroga,
obtuvo algunas victorias pero no consiguió vencer definitivamente a los
araucanos.
C.
Reformas religiosas y educativas
En cuanto al mundo espiritual y cultural, dos fueron las obras más
importantes del virrey Toledo: el establecimiento del Tribunal del Santo Oficio
de la Inquisición y la reorganización de la Universidad que existía en Lima.
Una medida religiosa fue la relacionada con la creación del
tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, que se estableció en el Perú y
cuya misión fue defender el pensamiento católico y rechazar las prácticas
idolátricas, adoraciones a otros dioses o religiones como la judía o musulmana,
que estuviesen presentes en los españoles o criollos. No se dedicó a vigilar la
religiosidad indígena porque para ello se dieron campañas de evangelización,
expediciones misioneras religiosas, adoctrinamiento o extirpación de
idolatrías.
La Universidad que existía en Lima funcionaba desde 1553 de manera
muy precaria en el convento de los dominicos, pero carecía de rentas para pagar
a sus profesores y sólo contaba con un número reducido de alumnos. El virrey
compró un nuevo local para la universidad y la dotó de rentas. Una vez
instalados, estudiantes y profesores eligieron por sorteo el nombre de San
Marcos como patronato de la universidad, una de las más antiguas fundadas en
América.
Como hemos podido apreciar,
Francisco de Toledo legisló sobre todos los asuntos relacionados con la vida en
el virreinato del Perú y los virreyes que lo sucedieron solían revisar sus
disposiciones antes decidir sobre algún tema. Por todo esto, para muchos
historiadores don Francisco fue el organizador del Perú colonial. Este
importante personaje de la historia peruana dejó el país en mayo de 1581 y
murió al año siguiente en España.